Como decía de D. Feliciano

   

Dios llama y da la gracia para responder

Dios nos llama a todos los cristianos a la santidad (LG 11). A nosotros nos ha hecho una llamada especial, concreta, a Domus Mariae que no responde a nuestra iniciativa.

Pertenecer a Domus Mariae es un caudal de gracias que Él nos ha dado.

“Pues es Dios quien por su benevolencia obra en vosotros así el querer y el obrar” (Filp 2,13).

Si hemos querido aceptar la llamada y hemos empezado a obrar, ha sido Dios quien nos ha dado la Gracia para que lo hiciéramos.

“No que de nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos cosa alguna, pudiendo atribuirnos algo como precedente de nosotros mismos, sino que nuestra idoneidad nos viene de Dios” (2 Cor 3,5)

Dos medios por los que nos hizo llegar su llamada[En los comienzos del camino de Domus Mariae]

La visita del Papa a España (1982) insistiendo en la necesidad que tenemos los cristianos de asociarnos para vivir la fe.

El Centenario De Santa Teresa que nos ha hecho a los católicos españoles volver la mirada al claustro como modelo de vida cristiana. El mundo tiene que conocerlo y nosotros nos sentimos llamados a llevar este mensaje al mundo.

Así lo recuerda el Concilio Vaticano II: Llevar los consejos evangélicos al mundo, tal como en él se pueden vivir, es misión de todos los cristianos (LG 39).

El mundo se transformaría si viviéramos conforme a los consejos evangélicos.

“Totus Tuus Sum”

Este lema del Papa Juan Pablo II es para nosotros otra llamada a hacerlo vida:

Convirtiendo nuestra casa en Casa de María.

Sabiéndonos y sintiéndonos como Juan hijos de María. Juan llevó a su casa a María porque se lo encargó Jesús (Jn 19,27). Lo haremos viviendo los misterios que Ella vivió.

Perseverancia en la obra comenzada

Esta obra (Domus Mariae) es obra de Dios porque es el quien nos ha llamado y nos ha ayudado a realizarla. Si Él nos ha llamado a una obra buena, Él continuará esa obra que en nosotros ha comenzado (Filip 1,6). Hemos, pues, de estar convencidos de que Dios estará a nuestro lado ayudándonos.

Si Dios está con nosotros tenemos la fuerza necesaria para llegar hasta el final. En la perseverancia encontraremos la santidad.

Desde el momento en que Dios nos ha llamado hemos de saber abandonarnos en su Palabra.

Las dificultades

Cuando encontramos dificultades éstas no deben parar la fuerza de Dios ni nublar su Palabra, sino fortalecernos:

Considerar como un gozo las tribulaciones, sabedores que la tribulación produce constancia. La constancia virtud aquilatada, la virtud aquilatada, esperanza. (Rm 5,3-4)

Hermanos míos, considerar una suprema dicha el veros envueltos en todo género de pruebas. Sabed que vuestra fe sometida a prueba produce perseverancia. Esta perseverancia acrisolada hace que las obras sean íntegras y con ello llegáis a ser consumados y perfectos sin la mínima deficiencia. (St 1,2-4)

La ayuda de María

En la empresa que nos proponemos contamos con la ayuda de María. Nos hemos propuesto vivir los misterios que vivió María, caminar de la mano de María para seguir más de cerca a Cristo. Ella es Madre de Dios y puede ayudarnos. Ella es Madre nuestra y quiere ayudarnos.

Misterio fundamental en la vida de María fue vivir la presencia de Dios como nadie puede vivirla, pues la vivió de forma extraordinaria conviviendo con Jesús, su Hijo: Dios hecho hombre.

Nosotros estando en gracia sabemos que Jesucristo viene a nosotros. Cuando recibimos la Comunión estamos íntimamente unidos a Él.

María, viviendo pendiente de su Hijo Jesús, vivió continua e intensamente la presencia de Dios.

Nosotros al entrar en casa y encontrarnos con personas que viven en Gracia de Dios, nos encontramos de alguna manera con Jesús. Hemos de vivir la presencia de Jesús en nuestra familia sabiendo verle en ellos.

Nuestro carisma es vivir la teología más esencial y más hermosa: El amor a Dios y a los hombres, imagen de Dios, como lo vivió María en su vida cotidiana compartida con Jesús.

Demos gracias a Dios porque nos ha llamado y hemos seguido su llamada.

Pongamos todo nuestro esfuerzo porque Dios nos pide que perseveremos en la obra comenzada.

Vivamos la alegría de tener la gran ayuda de María en nuestro propósito de vivir los misterios que Ella vivió.