Vida y procreación

Aborto: crimen nefando

La Iglesia, fiel al evangelio de la vida, ha proclamado siempre que sólo Dios es el Señor y Dueño de la vida y de la muerte de los hombres: «Yo doy la muerte y doy la vida», dice el Señor. 

 Juan Pablo II, calificó como

  • «cultura de muerte», las corrientes actuales que presentan los atentados directos a la vida como reivindicaciones modernas amparadas en «un concepto perverso de libertad»
  • El Papa Benedicto XVI, en su mensaje para la jornada de la Paz de este mismo año, presentaba los ataques a la vida humana como atentados directos a la paz que todos anhelamos:
  • «Hay muertes silenciosas provocadas por el hambre, el aborto, la experimentación sobre los embriones y la eutanasia. ¿Cómo no ver en todo esto un atentado a la paz? El aborto y la experimentación sobre los embriones son una negación directa de la actitud de acogida del otro, indispensable para establecer relaciones de paz duraderas
  • Entre estos atentados contra la vida, el aborto reviste una especial gravedad, por lo que el Concilio Vaticano II no duda en calificarlo de «crimen nefando»
  • En razón de su intrínseca malicia y de la injusta y terrible indefensión que sufre quien debería recibir todos los cuidados de la familia, de la sociedad y del Estado para alcanzar la meta de la gestación y ser alumbrado a la vida,
  • la Iglesia lo condena con la pena de la excomunión de quienes lo practican y colaboran directamente en él.
  • No podemos acostumbrarnos a situaciones inmorales, ocasionadas por leyes injustas; tampoco podemos pensar que nada se puede hacer por cambiar el rumbo de la sociedad en cuestiones que ponen en peligro el fundamento de la misma sociedad, como es el derecho a la vida.

Extraído del Documento: "Sobre el grave problema del aborto. Nota de los obispos de la Provincia Eclesiástica de Madrid".
25 de Marzo de 2007