La Biblia

5.- nUEVO Testamento

5.2. Contenido de los Libros

El Nuevo Testamento contiene libros de características diferentes aunque todos tengan el mismo centro: Jesucristo, y el mismo fin: transmitir la fe en Él.

Todos ellos nacieron en el seno de las primeras comunidades cristianas y desde su fe pascual, conforme a los testimonios transmitidos por los testigos de los hechos.

Los Evangelios son relatos de los hechos y enseñanzas de Jesús, mientras que las cartas de San Pablo, como cartas que son –excepto la que escribe a los romanos– unas veces son respuesta a situaciones concretas que le plantean las comunidades y otras el apóstol les escribe para confirmarles en la fe o recordarles su predicación. Las demás cartas, aunque de estilo diferente, también son escritos dirigidos a comunidades concretas para responder a sus características.

El libro de los Hechos de los Apóstoles es el relato del nacimiento y primera expansión de la Iglesia. A pesar del plural de su título, sólo habla en los primeros capítulos de la actividad de Pedro, en algunos casos acompañado de Juan, pasando, tras el relato del encuentro con Cristo de Pablo, a contar la actividad apostólica de éste hasta su llegada a Roma.

Y el libro del Apocalipsis es de características especiales.

5.2.1. Los evangelios

Evangelio significa buena noticia. La buena noticia de la salvación por la muerte y resurrección de Jesucristo fue el primer anuncio de los testigos de los hechos tras los sucesos de Pentecostés, que en un tiempo extraordinariamente corto llegó hasta los confines del Imperio. Más tarde se dio el nombre de evangelio a los libros que contienen esta Buena Noticia.

Los cuatro evangelios canónicos relatan los hechos y las enseñanzas de la vida de Jesús dedicando especial atención a su pasión, muerte y resurrección. En este tema los cuatro siguen un mismo hilo narrativo que pone de manifiesto que fue éste el objeto principal de la fe y la reflexión cristiana en los primeros años de la vida de la Iglesia.

La finalidad de los evangelios es confirmar en la enseñanza recibida a los que acogieron el anuncio del Evangelio por la predicación, como dice el prólogo de Lucas (Lc 1,4), y despertar la fe en Jesús para que creyendo tengan vida, como dice Juan (Jn 20,31).

Por esto los evangelios no son una crónica o un reportaje, ni siquiera una biografía de Jesús sino una catequesis sobre su mensaje y su persona. Así encontramos que no hay datos precisos sobre fechas, lugares y otros detalles y que más que un relato seguido de hechos, recogen episodios y enseñanzas sin localización precisa. Y también comprobamos que existen notables diferencias entre un evangelista y otro en la forma de organizar la narración de los acontecimientos y de agrupar las enseñanzas.

Los evangelios son ante todo un mensaje de fe, pero esto no significa que sean narraciones inventadas. Se fundan en la realidad histórica de la persona de Jesús y de sus hechos y palabras transmitidos por los que fueron testigos de los mismo. Por ello, a través de los evangelios llegamos al conocimiento de Jesús tal como existió entre nosotros y de sus enseñanzas.

Para comprenderlos en profundidad hay que tener en cuenta el proceso de elaboración hasta la redacción final (3.2), así como el fondo semítico en que nacen y la aportación que proviene de la reflexión y vivencia de la fe de las comunidades.

 5.2.1.1. Los evangelios sinópticos

A los tres primeros evangelios, Mateo, Marcos y Lucas, se da el nombre de sinópticos porque siguen un esquema en muchos casos coincidente y a veces complementario.

Nacen como una necesidad ante el crecimiento de las comunidades cristianas que van surgiendo dentro y fuera de Palestina, cuando van faltando los testigos de los hechos. Cada uno responde a las características y necesidades de la comunidad de que procede, pues surgen en el seno de comunidades diferentes y en lugares diferentes.

Su paralelismo puede deberse a que hubieran utilizado un evangelio común en arameo o bien que existieran dos fuentes principales nacidas en la comunidad cristiana de Jerusalén, una que contendría los hechos de la vida de Jesús y otra que sería una colección de sus dichos. En todo caso los evangelistas también usaron sus propias fuentes, como se afirma en el prólogo de Lucas, e imprimieron a la composición su sello personal.

En cuanto a las fechas de su aparición se considera probable que para Marcos fuera antes del año 70 y para Mateo y Lucas hacia el 80, aunque actualmente existen corrientes que consideran que fueron escritos en fechas más próximas a los hechos.

 5.2.1.2 El cuarto evangelio

El cuarto evangelio, o evangelio según San Juan, mas que un relato es una meditación profunda sobre la persona de Jesucristo. Y, aunque su finalidad es la misma, en cuanto a su concepción, estilo, temas lenguaje... es muy diferente a los sinópticos. Es más teológico, lo que revela un mayor desarrollo en la reflexión de la fe. Se subraya la divinidad de Cristo, que habla de Dios como su Padre y también del Espíritu Santo que procede de Dios y Él enviará.

Jesús es el Hijo de Dios que viene al mundo y acampa entre los hombres, para que todo el que cree en Él no quede en tinieblas sino que tenga vida eterna porque no ha venido para condenar al mundo sino para salvarlo. Él es la luz que ilumina a todo hombre, el agua viva que sacia la sed, el pan del cielo que da la vida al mundo, el camino que conduce al Padre.

La aparición de este evangelio es también más tardía, suele fijarse entre los años 90 y 100. En esta época se consuma la ruptura entre las comunidades cristiana y judía que se pone de manifiesto en características propias de este evangelio, como por ejemplo que engloba en el término “judíos” a grupos como los fariseos, saduceos y escribas, que los sinópticos distinguen.

5.2.2. Hechos de los Apóstoles

Nos cuenta los orígenes de la Iglesia en su comienzo en Pentecostés y la difusión del cristianismo hasta que llega a Roma, capital del imperio, alcanzando así su culmen.

Como los evangelios no son una biografía de Jesús, tampoco los Hechos son una historia exhaustiva, aunque tienen más de crónica que aquellos. Nos da primero una visión del nacimiento de la Iglesia y su primera difusión en Palestina, para contar luego en la expansión de la misma entre los gentiles, inicialmente por la acción de los aventados por la persecución y después por la actividad misionera de Pablo de Tarso.

Al hilo de los hechos se expone, principalmente en los discursos, el núcleo fundamental del primer anuncio del Evangelio: La Muerte y Resurrección de Jesús que exige una conversión para la remisión de los pecados.

En este libro su autor recoge lo que para él sería el tercer tiempo de la Historia, el tiempo de la Iglesia, en el que los discípulos de Jesús continúan su obra a partir de Pentecostés. A este tiempo habrían precedido un primer tiempo que sería el tiempo de las Promesas, el tiempo del Antiguo Testamento, que se da por su puesto y un segundo tiempo, el tiempo de Jesús, que es el tiempo del cumplimiento de las promesas y constituye el tema de su primer libro, el tercer evangelio.

En el libro de los Hechos encontramos detalles que ponen de manifiesto que sus destinatarios son griegos, cristianos provenientes del paganismo, por ejemplo el que hable de Jesús como Salvador y no como Mesías, porque para los griegos este término era desconocido mientras que en las religiones mistéricas hay dioses salvadores; utiliza el término Señor, que era el utilizado por los emperadores; evita la palabra “transfiguración”, que en griego equivale a metamorfosis lo que se daba en los dioses paganos; insiste en la Resurrección de Jesús, que a los griegos les costaba admitir; saben que “por gracia” han sido admitidos en el Pueblo de Dios y al mismo tiempo que están vinculados a los apóstoles, tienen una visión universalista del Evangelio.

Puede dividirse en tres partes:

1ª. La Iglesia de Jerusalén (1,15-8,3)
2ª. Expansión de la Iglesia en Palestina (8,4-12,25)
3ª. Difusión en el mundo greco-romano por la acción de Pablo y sus compañeros de misión (13,1-28,31).

El Libro de los Hechos enlaza con el final del tercer evangelio refiriéndose a los últimos acontecimientos narrados en él.

Todo el libro tiene un protagonista de excepción: el Espíritu Santo. Por su fuerza y su acción se construye y se expande la Iglesia. era la fuerza que movía a los conversos, anónimos o con nombre, a comunicar y propagar la fe que había cambiado sus vidas. Esta acción es la única causa que puede explicar la prodigiosa expansión del cristianismo en sus primeras décadas.

También destaca en este libro el papel de la comunidad, la “ekklesia”. Es la comunidad la que toma decisiones, la que elige, por ejemplo, a Matías como sustituto de Judas y a los que se han de ocupar de las necesidades de las viudas, la que envía a los misioneros, etc., siempre en unión con Dios a través de la oración y la acción del Espíritu Santo.

Pero estos primeros seguidores del nuevo camino iniciado por Jesús, el Señor, también llaman “ekklesia” al conjunto de todos los grupos locales de cristianos pues tienen conciencia de pertenecer a una realidad más amplia a la que se sienten vinculados. Así como designan con el mismo término a la célula más pequeña, la familia.

Este libro también nos ayuda a conocer al gran evangelizador y propagador del cristianismo entre los gentiles, Pablo de Tarso, a situar y comprender sus cartas en el contexto de todo el movimiento cristiano primitivo.

A lo largo de todo el relato se descubre la convicción de que el cristianismo constituye una fe capaz de cambiar el mundo.

5.2.3. Cartas

Como ya se vio al estudiar la redacción de los libros de la Biblia y en concreto los del Nuevo Testamento (3.2), éstos que conocemos como cartas corresponden a diversos autores y también es heterogéneo su contenido.

Tienen en común que son respuesta a las necesidades de las comunidades a que se dirigen. Su finalidad de alentarlas o confirmarlas en la fe, así como responder a sus problemas y orientarles en cuanto a su conducta y organización. Algunas tienen un caracter más general y un estilo más proximo al tratado o instrucción sobre determinados temas.

Las cartas de S. Pablo, escritas en los primeros años de la expansión cristiana, son una fuente excepcional para asomarnos a la vida de las primitivas comunidades. En ellas descubrimos el pensamiento y también la persona y la vida de Pablo, cuya influencia en el desarrollo del cristianismo es de gran importancia.

5.2.4. Apocalipsis

El contenido de este libro, difícilmente comprensible para nosotros, es de carácter apocalíptico, lleno de imágenes complejas pero familiares a este género en el Antiguo Testamento. Su finalidad es alentar a las comunidades de Asia Menor que sufren la persecución. A los tiempos difíciles de triunfo del mal seguirá la victoria definitiva del Cordero, la venida triunfal del Señor crucificado y resucitado.

El acontecimiento pascual, la Muerte y Resurrección de Jesús, ilumina la concepción que tiene de la Historia su autor. Dios es su protagonista y por medio de Cristo dirige los acontecimientos históricos hacia su meta salvífica.

Al principio del libro se exhorta a las Iglesias a reavivar su fe, a volver al ardor primero y a superar su tibieza o su pecado.