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La Biblia

6.- BREVE RESEÑA DE CADA UNO DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA

6.1. ANTIGUO TESTAMENTO

 

6.1.3. LIBROS PROFÉTICOS

La tradición cristiana distingue cuatro Profetas mayores: Isaías, Jeremías (a quien se añade Lamentaciones y Baruc), Ezequiel y Daniel; y doce menores: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás Miqueas, Nahum Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. Esta distinción sólo se debe al volumen de sus oráculos. En la Biblia hebrea, exceptuando el libro de Daniel que se encuentra entre los Escritos, a todos estos libros se les denomina Profetas posteriores.

ISAÍAS

Contemporáneo de Amós y Oseas, pero en el Reino del Sur (Judá), fue Isaías, uno de los grandes profetas, cuyos oráculos dirigidos a su Reino eran similares y tenían la misma finalidad que los que aquellos dirigieron al reino del Norte. Isaías (Is 1-39) es el anunciador del tiempo mesiánico, unos tiempos ideales futuros que eran como un retorno a la época del paraíso. Los cristianos, más tarde, verán cumplidos dichos oráculos en la persona de Jesús.

En el mismo libro de Isaías se encuentran oráculos de otros dos profetas cuyos nombres desconocemos: uno en los capítulos 40-55 a cuyo autor se le ha dado el nombre de Segundo Isaías. Se supone que vivió en el exilio de Babilonia en la segunda mitad del s. VI aC y su misión fue dar ánimos a los desterrados y alentar su esperanza de un pronto retorno a Judá. Por eso se le conoce como el "profeta de la consolación". Entre sus oráculos se encuentra el celebre poema del "Siervo de Yahveh", que los cristianos hemos identificado con Cristo

El otro profeta, al que se le ha dado el nombre de Tercer Isaías y se supone que vivió en Jerusalén después del retorno de los exiliados, por tanto al final del s. VI aC., tiene sus oráculos en los capítulos 56-66 del mismo libro de Isaías. Su misión fue despertar las esperanzas del pueblo ante las dificultades existentes y la frustración que se apoderó de muchos, al no ver plasmados los tiempos ideales que les habían anunciado.

JEREMÍAS

También del reino del Sur, posteriores a Isaías, son Jeremías y Ezequiel. Jeremías, natural de una población próxima a Jerusalén, a finales de la monarquía y del siglo VII aC., tuvo la difícil misión de condenar los pecados de los dirigentes políticos y religiosos y de favorecer un entendimiento con los babilonios, la potencia política y militar de aquel tiempo. Combate la idolatría instaurada por el rey Manasés. Con su enseñanza contribuyó a propiciar el clima del que nació la reforma religiosa del rey Josías. Cuando los Babilonios conquistaron Jerusalén (586 aC.) pudo permanecer en la ciudad con los que allí se quedaron, pero desde Judá ayudó a mantener el ánimo de los exiliados. Por sus oráculos fue considerado traidor, perseguido e incluso condenado a muerte y posteriormente salvado. Aunque llegó a sentir la desesperación pudo más la fuerza de la Palabra de Dios.

LAMENTACIONES

Según la tradición, Jeremías sería el autor de este libro que se compone de cuatro elegías, mezcladas con plegarias a Yahveh y confesión de los pecados, y una oración comunitaria por Jerusalén tras su destrucción por los babilonios.

Los lamentos fueron escritos por un testigo ocular que expresa su sentimiento personal así como la reflexión que le lleva a dar a los hechos un sentido teológico: La destrucción de Judá es consecuencia de la ira de Yahaveh a causa de los pecados del pueblo, siendo los principales responsables los sacerdotes y los profetas cultuales. Indica, como medios para superar la crisis de fe, la oración y el arrepentimiento.

BARUC

Baruc fue secretario y compañero de Jeremías, aunque el libro que lleva su nombre no le pertenece. Su composición se debe a varios autores y no es anterior al año 300 aC. El autor se sirve de la historia del Exilio para señalar a la diáspora helenista el camino de la salvación y darle confianza en ella.

EZEQUIEL

Procedía de una familia sacerdotal y fue deportado en el año 597 aC. (primera deportación). En Babilonia recibió su vocación profética. Igual que Jeremías en Jerusalén, Ezequiel ejerció un gran influjo entre los deportados. La acción de estos dos grandes profetas fue determinante en la renovación espiritual del pueblo.

A Ezequiel se le ha llamado padre del judaísmo. Cambió la concepción de Yahveh como Dios de un territorio anunciando la presencia divina allí donde están los creyentes. Asimismo enseña que la responsabilidad personal, el valor de la conducta humana y la conversión del corazón por la fuerza del espíritu de Dios es lo que hace irrevocable la Alianza.

DANIEL

Entre los libros proféticos se encuentra en muchas Biblias, después del libro de Ezequiel, el de Daniel como uno de los profetas mayores; pero ni en la Biblia hebrea, ni en las modernas versiones (cfr. Cantera-Iglesias) se halla en el apartado de los profetas sino entre los Escritos (3ª parte de la Biblia). Es un libro difícil, en gran parte apocalíptico, que surge, como otros muchos -Tobías, Judit, Ester- en el tiempo de la persecución de Antioco IV Epífanes (reino helenista de Siria) que quiso imponer a los judíos no sólo la cultura helenista sino la religión. Describen una situación semejante de dominio extranjero y persecución para animar a permanecer fieles a Yahveh y a su religión, como los protagonistas de dichos libros.

El libro de Daniel tiene dos partes. La primera es la historia de Daniel y sus compañeros, la segunda, las visiones de Nabucodonosor y su interpretación. El mensaje de ambas es que Dios triunfa y los poderes del mal serán derrotados, por eso quienes permanecen fieles también alcanzarán el triunfo.

OSEAS

Contiene una serie de Oráculos pronunciados en ocasiones diferentes que fueron agrupados por los discípulos del profeta. Amonesta a un pueblo que había adquirido prosperidad económica y a causa de ella cayó en la relajación religiosa y moral. Denuncia las injusticias sociales y las guerras fraticidas que vive el pueblo. Anuncia la restauración basada en la fuerza liberadora de Dios.

JOEL

Parece que Joel fue un profeta cultual asociado al templo y su mensaje es escatológico. Habla del “Día de Yahveh” como día de salvación para Israel. Es un libro postexílico tardío.

AMÓS

Procedente de la parte oriental del desierto de Judea, deja su ganado y hacienda para cumplir su misión profética en el Reino del Norte, donde denuncia los males sociales que existen en el reinado de Jeroboam II, tiempo de prosperidad de la que sólo disfrutan unos pocos. Combate la idea de que la “elección” garantizaba para Israel la protección de Yahveh así como la actitud de sustituir las exigencias de la Alianza por el culto. Anunció la ruina de Israel si no hacía penitencia, lo que sucedió poco después cuando el Reino fue arrasado por los Asirios.

ABDÍAS

Es el libro más corto del Antiguo Testamento. Va dirigido contra Edom que quedó como prototipo de pueblo opresor de Israel. Se compone de cinco dichos que contienen una promesa para Israel. Es probable que Abdías fuera uno de los profetas cultuales que quedaron en Palestina después de la deportación a Babilonia. Habla, como Joel, del “Día de Yahveh” como día de juicio contra las naciones que oprimen a Israel.

JONÁS

El libro de Jonás no es un libro profético, aunque tanto la tradición judía como la cristiana le colocan entre los profetas. Fue escrito por un autor piadoso con miras más universalistas que sus contemporáneos para hacer ver que Yahveh es también Dios de los demás pueblos, incluso de los Asirios, pueblo prototipo de los perseguidores de Israel. Describe a un profeta rebelde que quiere escapar de la misión que se le propone y se enoja porque, en vez de cumplir su amenaza, Dios se apiada de aquel pueblo que hizo penitencia. Parece que fue escrito hacia el siglo IV aC.

MIQUEAS

Procede de una aldea campesina próxima a Jerusalén y parece que su actividad comenzó antes de la destrucción del Reino del Norte. En este libro, que sigue un esquema escatológico, junto con partes del mismo profeta hay otras que se añadieron posteriormente. Denuncia la opresión de los pobres en beneficio de los ricos y desprecia a los profetas cultuales que hablan para complacer a los poderosos. Presenta al Mesías como Rey pacífico que saldrá de la pequeña Belén.

NAHUM

Este libro se abre con un salmo alfabético que sirve de introducción a los oráculos del profeta. responde al tipo de profecía optimista de fuerte nacionalismo dominada por el elemento cultual.

HABACUC

Es un profeta profesional, posiblemente asociado al Templo de Jerusalén, que dirige su oráculo contra las naciones. Es también un profeta nacionalista. Reconoce que Israel ha pecado pero se pregunta por qué Yahveh lo castiga por medio de un pueblo aún más pecador. Mantiene su fe en un Dios que viene en ayuda de los injustamente tratados y posee poder para gobernar la historia sirviéndose de las naciones como instrumento de su voluntad.

SOFONÍAS

Desarrolla su misión en tiempo del rey Josías. Parece que los dichos de Sofonías circularon primero sueltos y se añadieron después otros. El “Día de Yahveh” es concepto clave de este libro, pero aquí es también día de juicio y castigo para Judá, no sólo para las naciones. Pero si el pueblo se vuelve a Yahveh, un “resto”, los pobres y humildes que sólo confían en Dios, escapará de la catástrofe y vivirá en paz sobre el monte Sión.

A partir de él se configura una nueva literatura de los pobres de Yahveh.

AGEO

Profeta postexílico, posiblemente cultual de Jerusalén, que habría vuelto con los desterrados que retornaron. Hace una llamada para reconstruir el Templo frente a la apatía general. En este libro se encuentra por primera vez la esperanza mesiánica aplicada a una persona concreta (Zorobabel, gobernador de Judea), que luego se trasladaría a un descendiente de la dinastía de David.

ZACARÍAS

Parece que Zacarías era de ascendencia sacerdotal y que regresó del exilio junto con Zorobabel. Se preocupa de la reconstrucción del Templo, símbolo de la presencia de Dios, pero sobre todo se orienta hacia la época escatológica y contribuye a la purificación de la religión de Israel.

En la primera parte del libro abundan las visiones cuyo mensaje se basa en tradiciones proféticas anteriores, con especial acento en el aspecto ético y la pureza de la religión. Anuncia la época escatológica y la renovación previa de la nación. La segunda y tercera parte del libro son bastante diferentes y pudieran ser de otros autores y de épocas posteriores.

MALAQUÍAS

Probablemente fue en principio una parte añadida a Zacarías que luego se independizó para completar el número de 12 profetas. Malaquías no es un nombre propio, significa “mi heraldo”. Se dirige a una comunidad que no ha visto cumplidas las expectativas mesiánicas de los profetas anteriores como Ageo y Zacarías, y esa decepción le lleva a la indiferencia y a descuidar el culto. Habla de la llegada del “Día de Yahveh” como ineludible aunque indeterminada, y como día de juicio para Israel. Acentúa el universalismo de la religión de Israel.