Espiritualidad Domus Mariae

DOMUS MARIAE, INSTRUMENTO DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

Antes de comenzar este Tercer Milenio, Juan Pablo II nos llamaba a los cristianos a desarrollar en el mundo, especialmente nuestro mundo occidental descristianizado, una nueva evangelización. 

¿En que consiste la Evangelización?

EVANGELIZAR

constituye la MISIÓN y la VOCACIÓN propia de la IGLESIA, su identidad más profunda

es "Llevar la BUENA NUEVA a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo TRANSFORMAR desde dentro, RENOVAR la HUMANIDAD misma". (Juan Pablo II)

OBJETIVO de la EVANGELIZACIÓN

"ACOGER la PALABRA DE CRISTO en la FE, SEGUIRLA en la VIDA de cada día, HACER de ella PAUTA INSPIRADORA de NUESTRA CONDUCTA individual, familiar, social y pública".

ANUNCIO DE LA PALABRA CREÍBLE Y EFICAZ

 ha de ir respaldado con una VIDA SANTA, fraguada en la ORACIÓN y DESGRANADA día a día en la CARIDAD

Domus Mariae 

Tiene como finalidad propia: Acoger la Palabra de Cristo y seguirla en la vida haciendo de ella pauta inspiradora de nuestra conducta.

¿Qué es Domus Mariae?

Asociación Pública de fieles,

es decir, una asociación aprobada por la Jerarquía eclesiástica, en concreto por el Arzobispado de Madrid, y a la que puede pertenecer cualquier bautizado independientemente de que sea laico, sacerdote o religioso. En este momento está formado por fieles laicos.

Su característica esencial

es tener a María como modelo y la Palabra de Dios como centro de su vidaespiritualidad y apostolado, haciendo de la Palabra pauta inspiradora de su vida individual, familiar, social y pública.

El fin fundamental

de nuestra Asociación es el apostolado familiar. Esta finalidad, el apostolado familiar, nos fue encomendada, en el año 1987 al comienzo de nuestra andadura, por el entonces Obispo Auxiliar de Madrid, D. Agustín García Gascó, ya que consideraba que la familia, como célula básica de la sociedad y elemento esencial de toda Evangelización, estaba necesitada de una atención especial y, las características de la Asociación que le presentábamos, se ajustaban perfectamente a esa faceta de la Evangelización.

APOSTOLADO FAMILIAR

Todos y cada uno de los miembros que constituyen la familia

Especial énfasis en las madres de familia (papel insustituible en la educación de los hijos y en la buena marcha del hogar).

Familia como Santuarios del Amor y de la Vida, IGLESIAS DOMÉSTICAS

Lugar de ENCUENTRO CON DIOS

Centros de IRRADIACIÓN de FE

Escuelas de VIDA CRISTIANA.

La educación de los niños y jóvenes tiene para nosotros una importancia fundamental

Madres bien formadas

Grupos de niños y jóvenes

PRESENTARLES en toda su AUTENTICIDAD y RIQUEZA, los ALTOS IDEALES de la VIDA y de la ESPIRITUALIDAD CRISTIANA, despertando en ellos el ideal de santidad, santidad que ha de manifestarse en el TESTIMONIO de la PROPIA FE, en la CARIDAD SIN LÍMITES y en el AMOR vivido y ejercido en las ACTIVIDADES DE CADA DÍA. Ideales altos y nobles que, satisfaciendo las ansias de sus corazones, les APARTE de la TENTACIÓN de una CULTURA INSOLIDARIA que conduce al VACÍO y al DESALIENTO.

¿Qué medios emplea?

Un modelo: la CASA DE MARÍA

Convivir con Jesús

Lo esencial:   en la casa de María, en el hogar de Nazaret, vivía la Palabra de Dios -el Verbo encarnado-, vivía Jesús y todo giraba en torno a Él.

Construir Casas de María

Principal aspiración de los miembros del hogar de Nazaret: cumplir el Plan de Dios

"Transformar -como nos pedía Juan Pablo II en el viaje que hizo a España en 1993- con la fuerza del Evangelio, los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad que están en contraste  con la Palabra de Dios  y con su designio de salvación".

Conocer y vivir la Palabra de Dios

1.       Leemos aquella Palabra que la Iglesia propone para ser proclamada en la Eucaristía de cada día.

2.       La interiorizamos mediante el diálogo orante con Dios.

3.       Elegimos una frase para recordarla y vivirla a lo la largo de la jornada.

A esta lectura y a este diálogo orante los llamamos nuestra Pequeña Anunciación .

v     Mediante la lectura reposada de la Palabra de Dios, que cada día se propone al orbe católico en la Eucaristía, Dios habla y propone un plan.

v     Mediante el compromiso de vivir esa Palabra en un punto concreto se pronuncia el SI de María.

v     Al plasmar ese compromiso en la vida, en la familia, en los más variados ambientes, cumplimos el plan de Dios, la Palabra se hace carne y planta su tienda entre los hombres.

v     ¿Cómo nació la primera casa de María, la de la Virgen de Nazaret, si no así?. Dios, por medio del arcángel Gabriel, llevó su Palabra a María, le propuso su plan. Ella se abrió generosa al Don de Dios y en sus entrañas se encarnó el Verbo (Lc 1, 26-38).

v     Convivir con Jesús como María y encarnarle en nuestra vida haciéndole presente en nosotros mismos, en nuestra familia, en nuestra vida de estudio o de trabajo y en nuestra vida de relación, es nuestra tarea diaria.

v     Al leer cada día la Palabra de Dios y procurar llevarla a nuestra vida sabemos que contamos con un medio eficaz para adquirir las características que Juan Pablo II destacaba como propias de los Apóstoles:

v     enraizados en Dios;

v     conocedores del corazón del hombre

v    solidarios de sus alegrías y esperanzas, angustias y tristezas;

v    anunciadores creíbles de propuestas de vida cristiana; capaces de dar un alma nueva a la sociedad actual.

Puesto que nuestro modelo y ejemplo a seguir es María, hemos de tenerla muy cerca de nosotros, en nuestra propia casa.

Llevar a María a casa

Cumpliendo el encargo de Jesús en la Cruz: "Ahí tienes a tu madre", hacemos como hizo el evangelista: "Desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa" (Jn 19, 27). Llevamos a María a nuestra casa. Esto quiere decir que en ella es amada como Madre, es tenida como nuestro ejemplo y modelo. Nuestra casa es "Casa de María", como lo fue la casa del Apóstol San Juan.

En la construcción de Casas de María contamos con la fuerza inestimable de la EUCARISTÍA  de la que, como nos recordaba el Papa Juan Pablo II en el saludo del Ángelus desde la Giralda, han de nacer y alimentarse todas nuestras devociones, todos los esfuerzos por promover y hacer fecunda la vida cristiana.

Con la luz de la Palabra, el alimento de la Eucaristía y la fuerza de la Oración nos equipamos para transformar nuestro interior, transformar nuestros hogares y los ambientes en que nos movemos en Casas de María. Nos equipamos para ir desgranando nuestra vida en el amor, en la caridad.

Otro pilar fundamental en que se asienta la construcción de las Casas de María son las reuniones de grupo.

Perseverar con un mismo espíritu con la madre de Jesús

Al ejemplo de los primeros discípulos que perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos (Hch 1, 14). Las Casas de María nos reunimos semanalmente en grupos. Cada uno aporta la riqueza espiritual que ha recogido durante la semana, sus experiencias en el encuentro diario con la Palabra de Dios, sus dificultades y éxitos en el esfuerzo diario por llevar la Palabra a su vida personal, familiar, profesional y social. Así ponemos al servicio de los demás cuanto hemos recibido de Dios durante la semana y elevamos junto a los hermanos nuestra acción de gracias a Dios.

Estas reuniones se fundan también en el hecho que nos refiere San Lucas inmediatamente después de la Anunciación: la visita de María a su parienta Isabel .

Las reuniones de Grupo nos evocan, pues, otro misterio que vivió María la visita de María a su parienta Isabel

Comunicar las maravillas que Dios hace con nosotros

En la casa de Isabel se "reunieron" las dos y se comunicaron las maravillas que Dios había hecho con ellas. Por eso, los diversos grupos de "Domus Mariae", al reunirnos semanalmente, recordamos aquella reunión de María e Isabel y nos comunicamos las maravillas que Dios ha hecho con nosotros durante la semana.

Como María en la Visitación (Lc 1, 39-56), acudimos a la Reunión de Grupo llevando alegría, con el deseo de ayudar y también de aprender en la experiencia de vida de los demás; para, así, poder recibir la fuerza precisa para vivir durante la semana la Palabra de Dios.

Sabemos que el Señor ha puesto en nuestras manos un instrumento útil para la Nueva Evangelización a la que todos estamos llamados en este Tercer Milenio: “Domus Mariae”, y sabemos que, si ponemos en Cristo nuestra confianza y nos dejamos conducir por la mano de María, no fallaremos (Flp 1, 6), construiremos la más bella casa en la que María sea la madre y el Verbo de Dios acampe gustoso. Haremos presente el Reino de Dios en medio del mundo.

María, Reina de la Evangelización, nos ayudará a extender con nuestras obras y palabras la Buena Noticia que su Hijo nos trajo.

Mª Soledad Cosmen García.