madrid

lleida

figueres


btn contacto

 

 

 

La Oración

QuePretendemosOrar

Benito Baur

En último término no pretendemos otra cosa que la unión amorosa de nuestra voluntad con la de Dios, la entrega total de nuestro corazón, y estar junto al Padre, rendirle vasallaje y colocarnos cerca de él...

Debemos santificarnos y aspirar a progresar espiritualmente para así poder adorar y honrar más perfectamente a Dios, y para que el culto que le consagramos sea menos indigno de él.

Orar es, más bien, uno de los actos sobrenaturales de la voluntad, animados por el Espíritu Santo que vive y obra en nosotros: es en el fondo un acto por el que nosotros que somos hijos de Dios, nos dirigimos al Padre con obsequioso Amor para entregarnos a él y estar junto a él en amor, y, amándole, obedecerle y adorarle. El mismo amor que “se nos infunde en los corazones por el Espíritu Santo” (Rom 8, 19) junto con la Gracia Santificante, la gracia de la filiación divina, es lo que nos mueve a los hijos hacia el Padre. Queremos expresarle nuestro amor, nuestra entrega y veneración amorosa, nuestra alabanza que el amor nos sugiere, nuestra gratitud, admiración y alegría por su belleza, majestad y bondad, por su maravilloso gobierno del mundo, tanto del de la naturaleza como del de la gracia; queremos expresarle nuestra súplica filial, basada en la confianza que su amor y su bondad nos producen, y condicionada a los intereses y la voluntad del Padre que nos ama; queremos decirle nuestra palabra de arrepentimiento, que brota de un amor filial y de la conciencia de haber incurrido en culpa contra el Padre. Orar, es en su más íntima esencia, un acto de amor, y la oración es tanto más perfecta cuanto más se refleja en ella el amor, cuanto más se eleva el que ora del amor imperfecto al perfecto.

Por HÁBITO DE ORACIÓN hay que entender más bien la prontitud interior para la entrega amorosa a Dios, la sujeción filial a su santa voluntad y a las disposiciones de su divina providencia en todas las circunstancias de la vida. Es esa postura constante y esa decisión de la voluntad de aceptar todas y cada una de las cosas que Dios quiere de nosotros y de realizar con amor todo lo que nos sale al paso: ... “Si, Padre, porque así te agrada” (Mt 2, 26), “santificado sea tu nombre, hágase tu voluntad”...

En la Intimidad con Dios