El Papa Benedicto XVI nos dijo...

presenciaDios

Benedicto XVI.

Audiencia General. 3/06/2009

Rabano Mauro (*) tenía una conciencia extraordinaria de la necesidad de involucrar en la experiencia de fe no sólo la mente y el corazón, sino también los sentidos a través de los otros aspectos del gusto estético y de la sensibilidad humana que llevan al hombre a disfrutar de la verdad con todo su ser, "espíritu, alma y cuerpo".

Esto es importante: la fe no es sólo pensamiento, sino que implica a todo el ser. Dado que Dios se hizo hombre en carne y hueso, y entró en el mundo sensible, nosotros tenemos que tratar de encontrar a Dios con todas las dimensiones de nuestro ser. Así, la realidad de Dios, a través de la fe, penetra en nuestro ser y lo transforma. Por eso, Rabano Mauro concentró su atención sobre todo en la liturgia, como síntesis de todas las dimensiones de nuestra percepción de la realidad.

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Dado que la Palabra de Dios es parte integrante de la celebración litúrgica, Rabano Mauro se dedicó a ella con el máximo empeño durante toda su vida.

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Concluyo la presentación de este gran "hombre de Iglesia" citando algunas palabras suyas en las que se refleja su convicción de fondo: "Quien descuida la contemplación ("qui vacare Deo negligit"), se priva de la visión de la luz de Dios; quien se deja llevar de modo indiscreto por las preocupaciones y permite que sus pensamientos se vean arrollados por el tumulto de las cosas del mundo, se condena a la imposibilidad absoluta de penetrar en los secretos del Dios invisible" (Lib. I: PL 112, col. 1263 A).

Creo que Rabano Mauro nos dirige hoy estas palabras: en el trabajo, con sus ritmos frenéticos, y en los tiempos de vacaciones, debemos reservar momentos para Dios. Abrirle nuestra vida dirigiéndole un pensamiento, una reflexión, una breve oración; y, sobre todo, no debemos olvidar el domingo como el día del Señor, el día de la liturgia, para percibir en la belleza de nuestras iglesias, de la música sacra y de la Palabra de Dios, la belleza misma de Dios, dejándolo entrar en nuestro ser. Sólo así nuestra vida se hace grande, se hace vida de verdad.

(*) El monje Rabano Mauro. Junto a hombres como san Isidoro de Sevilla, san Beda el Venerable y san Ambrosio Auperto […] durante los siglos de la alta Edad Media supo mantener el contacto con la gran cultura de los antiguos sabios y de los Padres cristianos. […] Nació en Maguncia, alrededor del año 780; al entrar, muy joven, en el monasterio se le añadió el nombre de Mauro. […] La extraordinaria cultura por la que se distinguía Rabano Mauro llamó muy pronto la atención de los grandes de su tiempo. Se convirtió en consejero de príncipes. […] Rabano Mauro fue exegeta, filósofo, poeta, pastor y hombre de Dios