Nuestro retiro convivencia de este año tuvo como lema: Cometido Sacerdotal de la Familia, Iglesia Doméstica. Y los jóvenes hablaron de un tema fundamental y controvertido: La autoridad en la familia.

Participaron en la Mesa redonda: Inmaculada, de 22 años, hija de Carmina García Valdés, estudia y trabaja; Iliana de 24, hija de Esther y Ángel Luís, buena música como toda su familia, que ha participado y en alguna ocasión dirigido el grupo de músicos de la Ruta Quetzal, estudia Humanidades y Periodismo; Rebeca de 19, hija de Sabas, del grupo de San Martín y también música, estudia Derecho; Yeray de 18, novio de María estudia también Música, es de Almería; María, de 17, también estudia música y está en Bachiller, y Miriam, de 19, hija de Mª Carmen Gómez, con alta capacidad de interpretación, estudia 3º de Comunicaciones.

Moderados por Mª Soledad y acompañados por D. Juan Bautista respondieron a las preguntas que se les habían propuesto

¿Qué entendéis por autoridad?

Iliana: Una persona tiene autoridad cuando tiene un cargo que la implica, que supone que otros le obedezcan. Pero hay también personas que tienen autoridad moral aunque no la tengan institucional. Las dos cosas puedan darse en una sola persona.

Miriam: Para mí autoridad son una serie de pautas que legitiman que una persona tiene poder.

Inmaculada: Yo la autoridad moral la he visto en mis padres, por ejemplo. Autoridad es la capacidad para dirigir hacia el bien a las personas que tienes a tu cargo. Yo he visto la autoridad moral en mis padres en la capacidad de llevarme a mí hacia el bien porque ellos van hacia el bien.

¿Creéis que el ejercicio de la autoridad es un servicio? Razonar tanto en caso afirmativo como negativo el por qué.

Rebeca: Sí. Yo pienso que la autoridad es un servicio.

Inmaculada: La autoridad es una virtud que no es individual. La autoridad implica a dos personas y por consiguiente es un servicio. Es muy difícil tener autoridad  y además es un sacrificio, porque es más fácil decir a todo que sí. Tú ganas en autoridad y te formas en la Universidad o donde sea para tener un criterio. Tú te formas para ejercer un puesto que es para servir, primero a tus hijos y luego a la comunidad.

¿Creéis que es necesaria la autoridad dentro de la familia?

Rebeca: Yo sí creo que la autoridad es necesaria en la familia.

María: La autoridad es necesaria en la familia pero no significa que el hijo tenga que obedecer porque sí, sino porque reconoce esa autoridad por el ejemplo. El niño tiene que tener unas razones y tiene que tener un ejemplo para obedecer a los padres.

Se habla de que hoy se está dando una crisis de autoridad en la sociedad ¿Creéis que esto es así? Si pensáis que existe una crisis de autoridad ¿En qué se manifiesta? ¿Qué elementos señalaríais como causantes de esa crisis?

Rebeca: Hay crisis de autoridad en general. Me baso en los actos y en los hechos. Se puede ver, por ejemplo, en los colegios. El alumno no dota de autoridad al profesor y a eso contribuyen las series de televisión, que son las que en parte animan a todo esto. Y creo también que hay padres desesperados, que piensan que por mucho que ellos desde pequeños les han estado educando y dando todo lo que han creído mejor para ellos, se les van de las manos. Muchas veces también son las compañías.

Iliana: El problema es que los padres no sienten esa autoridad moral que tiene ante sus hijos. Yo he tenido compañeras en el Instituto que fumaban porros, pero es que su madre los fumaba con ella. Y dices ¿qué figura tiene de madre? Una madre no es una amiga y ella tiene que saber que tiene una autoridad sobre la hija. Una madre hipercontroladora intenta ser hiperamiga y al final no llegan a nada, porque no sabe ponerse en su sitio con su hija.

Miriam: Hay crisis de valores en general y de criterios.

Inmaculada: La autoridad exige sacrificio y es difícil. Son los padres los que por pereza, por esa falta de compromiso fallan en el tema de autoridad y en todo.

En el Evangelio de San Lucas, al comienzo, en lo que se viene llamando Evangelio de la infancia, se relata un episodio de la vida de Jesús, cuando contaba doce años (Lc 2, 40-52). ¿Qué consecuencias sacáis de Él? ¿Os ha hecho pensar en alguna ocasión?

Iliana: Que ¡pobre San José!. Porque de repente en su cara le dice: ¿No sabes que tengo que estar pendiente de las cosas de mi Padre? Y entonces el hombre ahí…

Inmaculada: Yo siento pena por la Virgen María y San José, por los dos. Me los imagino un poco perdidos en plan de ¿pero no estaba contigo…?

Rebeca: A mí, las ansias que tienen que dar ver que no está contigo y después la respuesta de Jesús que deja sin palabras.

María: Lo normal es que el niño agache la cabeza y sin embargo Jesús responde: ¿No sabíais que tengo que ocuparme de las cosas de mi Padre?

Miriam: Llevándolo un poco a lo de la autoridad, María y José van en plan de buscarle y no saben que sobre Jesús existía la autoridad mayor todavía de que tenía que ocuparse de las cosas de su Padre.

Familia Cristiana y autoridad. ¿Pensáis que hay diferencias entre una familia que vive su fe y otra que no a la hora de hablar de autoridad?

María: Una familia cristiana tiene unos valores más fuertes.

Iliana: Depende de la actitud de los padres. Una familia no cristiana puede educar perfectamente y tener esa autoridad para ellos porque tienen sus propios valores. No se puede pensar que las familias cristianas son perfectísimas y los hijos obedecen a sus padres y las no cristianas no, porque no se da así.  Pero tampoco se puede olvidar que en la familia cristiana el matrimonio esta dirigido por Dios: hay un sacramento y una Gracia. Estas asumiendo la autoridad de Dios por medio de ti, no querer a tus hijos para ti, sino que la vida se la ha dado Dios y son para Él. No estás educando a tus hijos para retenerlos según tus ideas sino que estás siendo un medio de la Gracia para ellos, con lo cual la visión debería ser distinta. Los quieres educar no sólo humanamente, integralmente como persona, sino cristianamente.

Inmaculada: Yo creo que no debería esta unida la autoridad a ser cristiano o no. Las familias no cristianas tienen la misma obligación de educar a los hijos con autoridad. Aunque si debería favorecer ser familia cristiana porque tienen el ejemplo de la familia de Nazaret. En el pasaje que hemos comentado antes también hay que destacar la humildad de María y José al quedarse callados y la obediencia de Jesús que se va con ellos. Jesús fue el primero que obedeció y se sometió a unos padres humanos, y ellos ejercieron la autoridad. Es esperable que en una familia cristiana comprometida haya una jerarquía y una unidad.

¿Qué aconsejaríais a los adultos en general y a los padres en particular de cara al ejercicio de la autoridad?

Inmaculada: Que no tengan miedo. Que mi padre es muy duro y yo le quiero un montón. Es muy estricto y muy exigente y yo he salido como he salido porque él ha sido así. Es como si a los padres les diera miedo regañar o estar encima, pero es que es necesario.

Rebeca: Yo también animo a los padres a que ejerzan la autoridad. Nosotros somos muy cabezones y nos “mosqueamos” con facilidad. ¿Por qué si los otros hacen esto, yo no?. Pero es que es necesaria la autoridad. Gracias a esa autoridad yo estoy encaminada. Yo les animo aunque sé que tiene que ser duro, difícil sobre todo a ciertas edades de los hijos. Pero al igual que nosotros maduramos y crecemos, creo que la autoridad se va haciendo y se va madurando.

María: No es tanto imponer, sino que tú por el paso del tiempo reconoces esa figura que tienes que respetar.

Miriam: La autoridad tiene que ir evolucionando. Al principio puede ser porque sí o por tu bien. Luego tienes que ir razonando y ellos tiene que ver que tú tienes tu propia vida.

Concluida la intervención de los jóvenes, Mª Soledad invitó a D. Juan Bautista a intervenir.

Lo que ha dicho Miriam es verdad. Tenemos otra vida, otro ser. Desde el principio hay que cuidar esa vida. Ponemos tanto hincapié, y hay que hacerlo, cuando se mata esa vida, pero también es tan doloroso cuando una vida se puede romper porque no se ha cuidado. Vemos esas vidas jóvenes rotas por la droga, el sexo mal entendido, el alcohol... cuando se tiene que estar en la primavera de la vida, están marchitos, son viejos porque están de vuelta de todo. Los padres y los educadores tenemos que ir dándoles hilo para que vayan evolucionando. Comprendo ese cuidado porque el hijo es la obra de los padres que hay que querer y proteger. Es responsabilidad y se cuida dándole progresivamente la libertad que te da capacidad para vivir con responsabilidad. Los padres y los educadores tenemos que ser esa guía y ese apoyo para que la vida llegue a plenitud y no se marchite con catorce o quince años. Como también habéis dicho, la autoridad hay que ganársela por la entrega, labrarla día a día. Si obedezco a mis padres es porque me han demostrado a lo largo de estos años que se han preocupado por mí, me han cuidado… Esa experiencia es la que decide mi vida, que me una a mi padre y no a otra persona que me dice lo contrario que mi padre. Nadie da lo que no tiene. ¿Cómo puedes educar si no tienes lo necesario para ello? ¿Cómo voy a solucionar un problema si yo tengo el mismo problema? Vemos la responsabilidad de los padres de tener capacidad para dar solución a un asunto que el hijo no tiene. El padre tiene experiencia y también el amor que necesita para ello.