¿Qué entiendes por exigencia personal? Cuando Jesús nos dice: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” ¿se estaría refiriendo a esa exigencia personal?

María. Exigencia personal es dar respuesta a tu conciencia, a lo que uno cree que es el camino que tiene que seguir, a sí mismo y también a Jesús.

Iliana. Ser perfecto como nuestro Padre celestial es imposible. Si eres perfecto según lo que Dios te ha dado, dar lo más posible, si es realizable. Dar lo que más puedas dentro de tus limitaciones es lo que entiendo por exigencia personal.

Mª Soledad. Jesús nos pone esa meta tan alta. Lógicamente no lo alcanzamos, pero sí es un objetivo.

Javi. Yo como exigencia personal entiendo muchas cosas. Para mí hoy estar aquí es una exigencia personal porque estaba más cómodo en casa. El asistir a Misa o confesarme, es exigencia personal. Esas cositas que vas haciendo y que no harías, son exigencia personal, porque tengo muy fácil el decir que no y nadie me va a llamar la atención. Si yo a mí mismo me obligo porque creo que debo hacerlo, es una exigencia personal. En el día a día con mis hijas y en casa hay ciertas cosas que me exijo porque no me apetece hacerlo. Nunca podemos llegar a ser perfectos pero podemos llegar a hacer las cosas bastante bien, aunque debe costar muchísimo llegar a la mitad. Según se va madurando las cosas se ven de otra manera y ayuda a la exigencia personal y a crecer como persona y como cristiano, a parecernos más al Señor.

¿Te exiges en algún aspecto de tu vida?

Carmen. En principio dijo que quienes le exigían a ella eran sus padres, pero luego nos explicó que ella también se exige: “cuando tengo que aprenderme algo del piano me pongo muy vaguja y me tengo que exigir”.

Mª Soledad subrayó cómo había comprendido Carmen la pregunta y le dijo que una cosa muy importante para los que tienen su edad es reconocer que cuando sus padres les exigen es porque les quieren.

El Servicio. ¿Qué crees que quiere decir Jesús cuando afirma que ha venido a servir? ¿Cuál es su principal servicio? ¿Cómo sirves tú?

Javi. Yo creo que está claro que Jesús murió por nosotros y vino con esa misión, para servirnos a nosotros. Todo sería muy diferente si lo que hiciésemos fuera servir a los demás. Si servimos, servimos un poquito a los más cercanos, pero no a los demás. En eso se basa lo que es ser cristiano. ¿Cómo sirvo yo? Creo que bastante poco, en casos tan puntuales que creo que no sirvo a nadie.

Mª Soledad aclaró que quizá cuando pensamos en el servicio, estamos pensando en cosas muy grandes, pero tenemos que saber reconocer los pequeños servicios que hacemos. Servir a los demás se hace de muchas maneras. Tenemos que saber reconocer lo que hacemos para agradecérselo al Señor. No somos mejores por decir que no hacemos nada, sino hay que saber descubrir esos pequeños servicios. Quizá es que lo que hacemos es tan normal ya para nosotros que no lo valoramos. Tal vez, Javier no dio importancia al hecho de, al terminar la reunión de matrimonios, en Ciudad de los Ángeles, él con su familia, llevarme a mi casa en dirección totalmente opuesta a la suya. Eso era un servicio.

Esther, su hermana, y Mª Luisa, su esposa, e incluso su sobrina María, reivindicaron espontáneamente el espíritu de servicio de Javi, que además, dijeron, sabe hacer las cosas con cariño. Y todo eso es importante aunque a él no se lo parezca.

María. Jesús cuando vino no venía pensando en lo que Él quería dar. Muchas veces pensamos que servimos cuando estamos dando lo que nosotros queremos, pero servir es estar pendiente de lo que necesita el otro. Jesús vino para una necesidad: la Salvación, abrirnos las puertas del Cielo.

Iliana. El servicio es disponibilidad y entrega. Porque a Jesús no le apetecía mucho morir,  ni, a lo mejor estar treinta años metido en su casa. Hizo el servicio que tenía que hacer.

Mª Soledad. El gran servicio que hizo Jesús es el de la Salvación, como ha dicho María, y para prestar ese servicio tuvo que entregar su vida, como dice Iliana, y hacer lo que le apetecía y lo que no le apetecía.

Iliana. Yo en estos días me he dado cuenta que el servicio que uno hace muchas veces no nos damos cuenta que lo hacemos, pero es más importante de lo que pensamos. Hay que hablar, porque hay que hacerlo a tiempo y a destiempo, pero a veces es más importante responder a lo que el otro realmente te está pidiendo. Y contó varias experiencias con profesores y compañeros de estudio para explicar cómo, cuando al otro le hablas de lo que realmente crees y vives, acude a ti. A lo mejor no te apetece abrirte a un profesor, pero hay que hacerlo porque eso es el servicio cristiano que tienes que dar en ese momento. Y si tienes que hablar con uno que te ha hecho una injusticia hay que ir habiéndole perdonado. Ella tuvo que hacerlo y pidiendo ayuda al Señor, se enfrentó a la situación y el profesor llegó a decirle que veía que a pesar de sentirse injustamente tratada no le miraba con rencor. Concluyó diciéndonos: Hay que estar dispuesto a dejar pasar al Señor para que haga en las otras personas lo que Él quiere hacer. Sin juzgar, sino darte a ellos conforme a sus posibilidades.

D. Juan Bautista. Uno de los servicios principales de Jesús fue darnos ejemplo, se hizo hombre para decirnos a los hombres que es posible vivir así, sirviendo, como nos enseña cuando lava los pies a los discípulos. Si el Maestro y el Señor sirve, nosotros debemos servir. Él nos ha dado ejemplo de que se puede morir por amor. Y muchos hermanos nuestros han muerto por amor. Cristo nos da ejemplo de que la vida cristiana es posible y lo que Él ha hecho podemos nosotros hacerlo. El servicio, el perdón, la entrega de la vida. Nos cuestan las cosas pero cada uno tiene que pulirse de aquello que le cuesta. En cuanto a la perfección, la santidad, si Él nos ha dicho que es posible, es posible. La perfección es alcanzar el Cielo, esa “gran muchedumbre de toda raza pueblo y nación” es la multitud de los santos; si ellos han podido, con la ayuda de Dios, ¿por qué no voy a poder yo? Es cierto que lo que caracteriza a los santos es ver lo que te separa de Dios, porque en la medida que te acercas a Él ves lo que te separa de su Santidad y, sin embargo, te estás acercando.

El Testimonio. Jesús dice que Él ha nacido y venido a dar testimonio de la Verdad. ¿Qué entiendes por dar testimonio de la verdad? ¿Das testimonio de la verdad entre tus amigos y compañeros?

Carmen. Yo digo a mis compañeras que han hecho la Comunión que por qué no vienen a Misa y me dicen que no tienen tiempo.

Mª Soledad. Eso es dar testimonio de la Verdad: Hemos hecho la Primera Comunión y tenemos que ir a Misa los domingos, esa es la verdad. Lo de que no tienen tiempo ya es menos verdad.

Carmen. También algunos me dicen que la clase de Religión es un rollo, pero yo les digo que no. La profesora también nos dice que hay que ir a Misa, porque si eres cristiano es porque creemos en Dios hay que hacer lo que nos dice Dios y lo que nos dice es que tenemos que ir a Misa los domingos, no nos pide mucho, aunque hay a algunos niños que les cuesta mucho, a mí no me cuesta.

Mª Soledad. Luego, cuando vamos creciendo, ir a la Eucaristía no es algo que hacemos porque hay que hacerlo, sino que lo necesitamos porque lo vamos comprendiendo y lo vamos viviendo.

María. Yo soy un poco de experimentar. Toda la vida me han llevado a Misa, pero ¿voy por eso o porque quiero yo? Y hay quien lo hace reflexionando, pero sobre todo lo ves si no vas. Hay un momento que no sabes si me duele no ir porque siempre he ido y es una costumbre, o me duele porque realmente necesito ir. Pero no, es una necesidad que va más allá de la costumbre, porque la costumbre dejas unas cuantas veces de hacerlo y ya no es costumbre. Te deja una huella durante toda la semana y una vivencia que influye en tu vida.

Iliana. ¿Si soy testigo de la verdad? Si eres testigo de Dios eres testigo de la Verdad, al menos lo intento. A veces lo único que quieres es no ver a nadie y salir corriendo, por los ambientes o la gente que te rodea, pero si tienes que estar allí es donde el Señor quiere que estés y si no estás, pues no puedes dar testimonio. Cuando decides estar allí ves que todo empieza a cambiar, lo ves de otra manera. Y entonces hay que hacer algo para cambiarlo. Eso hice, con otras tres compañeras nos dedicamos a poner mensajes simpáticos y positivos y poco a poco la actitud de muchos empezó a cambiar. Y el grupo que formamos seguimos unidas y tendremos que hacer más cosas.

Mª Soledad. Lo que ha contado Iliana se podría resumir como esa semillita que parece muy poco pero puede crear una revolución. Y vemos también que lo del testimonio no es tan difícil, como hemos visto con el servicio o la exigencia personal. No es para gente especial. Pueden ser cositas pequeñas y dejar al Señor que hable. Sabiendo meditar en nuestro corazón, como la Virgen, todas esas cosas que no entendemos.

Javi. Para mi dar testimonio es fundamentalmente no renegar de Dios nunca en cualquier conversación que haya, no tener vergüenza de decir que eres creyente, de defenderle. Aunque algunas veces sales un poco apaleado, pero luego te quedas a gusto. No sumarte a ciertas críticas. Y dar testimonio para mí es un domingo, 15 de agosto, a las 7 de la tarde, sentado en una terraza con veinte personas tomando cervezas y decir: “Carmen, Daniela, vamos.” Y mirarte dieciocho personas: “¿A dónde vais?” “A Misa, ahora volvemos”. Pero la gente te respeta. Incluso les dices: “Pedimos por vosotros”. Y ya hasta alguno te dice: “Pide por mí”.

María. Lo de no sumarte a ciertas críticas, pero no sólo contra la Iglesia, sino también de los propios compañeros, no sumarte cuando se excluye a otros. Es difícil sustraerte a ello pero la gente ya se da cuenta de que tú no entras en ese juego.

Mª Soledad. Cuando uno actúa de una manera coherente los otros se dan cuenta, sin que tengas que decirlo. Muchas veces pensamos que nuestro testimonio de vida no vale y vemos que sí. También el Señor nos da, en ocasiones, prueba de que ese testimonio vale.

María. Pero también a veces te quedas excluido para cosas buenas porque como no te pliegas a las críticas y esas cosas, tampoco cuentan contigo para lo demás. Eso te duele pero luego te das cuenta de que es que no debías de estar allí.

Si estás en algún grupo ¿te sientes responsable de él? ¿Cuál es la manera peculiar del grupo de dar testimonio? ¿Te sientes responsable de la marcha de Domus Mariae?

Mª Soledad. Javi sí se siente responsable, porque por eso está hoy aquí, porque se siente responsable como miembro más joven.

Javi. No, me siento un irresponsable.

Iliana. Yo no, porque si no estaría haciendo más cosas. Creo que cada uno tiene su momento y a lo mejor este no es el nuestro. Otras veces si nos hemos vinculado más porque había gente que lo necesitaba. Ahora no estamos en ningún grupo, salvo cantar en la Eucaristía los domingos, que también es un testimonio y a veces cuesta porque ese día preferirías ir a otro sitio, tienes otras ofertas e ir a otras Misas. Para nosotros Domus es más intentar vivirlo en casa.

María. Yo creo que Domus Mariae es la sencillez de vivirlo en casa en el día a día y luego en el coro pues casi todo es Domus Mariae.

Estos tres sumandos: Exigencia, servicio y testimonio son necesarios no sólo para que una Asociación como Domus Mariae esté viva sino para que la Iglesia esté viva.

Javi. No necesarios, son imprescindibles.

Iliana. Yo voy teniendo un pensamiento cada vez más tendiendo a la simplicidad en cuanto a los grupos. Si las parroquias funcionasen como debiesen no existirían los grupos ni las Asociaciones. Lo hemos visto en nuestra Parroquia, cuando mejor es el sacerdote y los que le siguen  la gente va allí porque a todos se los acoge y funciona y allí tienes todo lo que necesitas, los sacramentos, el lugar al lado de tu casa. Esos sumandos son necesarios para que la Iglesia esté viva más allá de Domus Mariae y de cualquier otra Asociación. Yo creo que lo necesario es que la Iglesia esté viva. Y si tu Parroquia no está viva puedes ir a otra a buscar allí el alimento espiritual que necesitas.

María. Domus Mariae funciona de una manera muy distinta a otros grupos, es la sencillez de vivir el Evangelio. No busca como otros grupos ser como una piña cerrada, que a veces más te apartan de la Iglesia que estar en ella.

Mª Soledad. Yo entiendo como Iliana que la Parroquia es el lugar fundamental, pero en las parroquias a veces con los cambios de párroco puede haber una discontinuidad. Domus Mariae siempre ha procurado no sacar a la gente de su parroquia. Muchas veces nos han preguntado por un apostolado específico, qué es lo que hacéis, parece que no hacemos nada, pero es que cada uno debe trabajar en su parroquia, y si no en otra o en otra actividad que se le ofrezca, pero no hay por qué tener una actividad especial, no tenemos que inventarnos nada.

¿Te has planteado qué puedes aportar a Domus Mariae? ¿Le pides algo?

Javi. ¿Nosotros aportar…? Lo que tenemos que hacer es aprender. Tenemos que estar, eso es lo que podemos aportar.

Iliana. Las cosas surgen por las necesidades que hay. En su momento había un grupo de niños porque todos los matrimonios tenían niños y hacían las cosas a la vez. O fuimos a esa peregrinación todos juntos porque esa necesidad estaba, pero si ahora no está… Hay que tener una exigencia personal para algunas cosas pero tampoco forzarlas si en este momento la necesidad es otra. Yo más es vivir personalmente el espíritu de Domus Mariae, aunque no tenga un grupo a donde ir, pero si se junta el grupo de los matrimonios yo siempre iba a sus reuniones. Lees el Evangelio a diario e intentas vivirlo. Es algo que vivimos en casa, realmente tenemos el grupo en casa. Los grupos están por una necesidad y si desaparecen no pasa nada, porque lo que tiene que vivir y permanecer es la Iglesia.