Reflexionamos

¿Hablas con Dios a solas, con tus propias palabras, contándole lo que sientes y deseas?

Muchas veces somos tentados: sentimos el deseo de hacer lo que sabemos que no debemos hacer. ¿Acudes a Dios para que te ayude a vencer  las tentaciones? ¿Te has dado cuenta de que cuando vences una tentación eres más feliz y te sientes más cerca de Dios?

En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino.

Reflexionamos

Jesús busca la manera de que sus discípulos le conozcan mejor. ¿Cómo crees que te ayuda a ti para que vayas conociéndole?

Los discípulos tuvieron que hacer un esfuerzo para contemplar aquella visión maravillosa: subieron a una montaña alta. ¿Procuras esforzarte, dejar otras cosas, para estar un rato de oración a solas con Jesús?

¿Cómo podemos escuchar nosotros a Jesús, como nos pide Dios Padre?

En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino.

Evangelio según san Juan 2,13-25

El Evangelio de hoy nos relata un hecho que sorprende: Jesús actúa con violencia ante aquellos comerciantes establecidos en el recinto mismo del Templo con el consentimiento de los dirigentes religiosos de Israel. Jesús tiene una razón poderosa, aquel lugar que ha de ser de oración y de encuentro con Dios lo han convertido en lugar de negocio.

Jesús, como en otras ocasiones, pone las cosas en su sitio con la autoridad que le caracteriza. Cuando quieren pedirle cuentas de su acción, contesta con una frase enigmática para ellos pero que tendrá más tarde pleno sentido. El auténtico templo donde Dios está presente verdaderamente es el cuerpo de Jesús, al que darán muerte pero será reconstruido por la Resurrección.

Evangelio según san Juan, 3,14-21

Nicodemo era un hombre importante de Jerusalén: un fariseo miembro del Sanedrín. Relacionarse con Jesús, aquel Rabbí Galileo al que la gente seguía entusiasmada pero que era mal visto por los dirigentes religiosos de Jerusalén, podía ser peligroso al menos para su reputación. Pero algo debía ver Nicodemo en Él, no estaba tan seguro como sus compañeros de quién era o no era y una noche decide ir a verle a escondidas.

Jesús le acoge y le habla y le explica: Él es el Hijo al que, por Amor, Dios ha enviado al mundo para que entregando su vida dé a los hombres la Vida eterna. Él es el que, enviado por el Padre y movido por el mismo amor, ha venido al mundo para salvarlo. Él es la Luz que ha venido al mundo, sólo falta que el mundo quiera acoger esa luz y creer en Él. Si es así encontrará la Salvación, la Vida, si no, permanecerá en sus tinieblas y en su muerte.

Reflexionamos

¿Cuál es la razón por la que Jesús ha venido al mundo?

¿Cómo demuestra Dios su amor a los hombres?

¿Cuál es la misión de Jesús al venir al mundo?

¿Qué decide la salvación o la condenación de los hombres?

En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino.

Evangelio según san Juan, 12,20-33

Con motivo de la gran fiesta de Pascua, subían a Jerusalén no sólo judíos de Palestina y de todos los lugares del mundo, sino también otros que, sin haberse hecho "oficialmente" judíos, seguían al Dios de los judíos a pesar de ser gentiles, es decir, no del pueblo judío. Este era el caso de los griegos de que habla el evangelio y que, atraídos por Jesús, piden a sus discípulos que les lleven hasta el Maestro.

En su respuesta, Jesús explica en pocas palabras el sentido de su vida y su misión. Él ha venido al mundo para entregar su vida, para, muriendo, dar un fruto abundante, la salvación de los hombres. No ha venido a salvar su vida, sino a perderla por amor. Esa entrega y esa muerte serán causa de su glorificación. Y el que quiera ser su discípulo tiene que seguirle, aceptando su mismo programa, estando donde Él está, y, como a Él, el Padre lo premiará.

Reflexionamos

Tú eres discípulo de Jesús. ¿Te has dado cuenta de que si los demás lo saben pueden acercarse a ti, como aquellos griegos a Felipe y Andrés , y pedirte que les lleves a Jesús? Pero si nadie lo sabe...

Jesús dice que para dar fruto hay que morir. Pero, mientras a cada uno nos llega ese momento, hay otras muchas maneras de "morir" para poder dar fruto. Lo dice Él también: todo lo que supone renuncia de nuestro gusto, de lo que nos apetece... para hacer lo que Dios quiere que hagamos en cada momento. ¿En qué cosas o situaciones puedes tú "morir" para dar fruto?

En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino.