El Viernes Santo los cristianos recordamos y celebramos la muerte de Jesús en la cruz : Su amor extremo a los hombres. Ese amor es la razón de su terrible muerte. Es un día de silencio y de penitencia que expresamos mediante el ayuno y la abstinencia.

Nuestro corazón está sobrecogido por su dolor y nuestro espíritu se vuelve a Él arrepentido, porque nuestros pecados son la causa de ese sufrimiento, y lleno de gratitud por su inmenso amor.

Oración Huerto Getsemaní

Jesús había celebrado la cena Pascual que se prolongó en una larga velada. Era ya demasiado tarde para ir hasta Betania, donde se alojaron los días anteriores, y se dispusieron a pasar la noche acampados en el Monte de los Olivos, en un huerto llamado Getsemaní. Jesús sabía lo que le esperaba y oró al Padre. (Mc 14,32-42 )

Allí empezó todo. Entregado por uno de los que Él había elegido, negado por aquel a quien había constituido como cabeza de su Iglesia, abandonado por todos su amigos.

Así, en la más completa soledad pasa la noche en un calabozo del Palacio del Sumo Sacerdote. Maltratado y sometido a un simulacro de juicio, es conducido ante el Prefecto Romano que, de nuevo, le interroga. Luego lo entrega a los soldados para que sea flagelado. Ellos además preparan y le colocan una Corona de espinas y se burlan de Él. En la calle, la multitud manipulada vocifera: ¡Crucifícalo!. Pilato lo entrega para que sea clavado en la cruz.

 

Ahí tienes a tu MadreJesús ha demostrado su amor a Dios cumpliendo hasta el final la voluntad del Padre; su amor a todos los hombres, entregando su vida para salvación de todos; su amor a los enemigos, perdonando a quienes le acusaron, lo condenaron y le crucifican; y su amor a los suyos confiando en aquel último instante de su vida la Madre al Discípulo y el Discípulo a la Madre.

¿Quiénes están junto a la Cruz de Jesús?

¿Qué dice Jesús a su Madre?

¿Y al discípulo?

¿Qué hace el discípulo?

¿Puedes tú hacer lo que hizo el discípulo? ¿Cómo?

A primera hora de la tarde, los cristianos nos reunimos, pero no celebramos la Eucaristía. Toda la celebración litúrgica se centra en la cruz y el ambiente es de silencio y recogimiento.

El sacerdote sale revestido de rojo, se arrodilla y, en silencio ora. Todos oramos en silencio .

Luego escuchamos la Palabra de Dios . De las lecturas que se proclaman destaca el relato de la Pasión y muerte de Jesús según el Evangelio de San Juan. Nuestro corazón queda sobrecogido por los tremendos sufrimientos que padeció Jesús. Y también sorprendido: ¿Por qué condenan a Jesús, si no había hecho más que el bien?: Había curado, enseñado, perdonado...

Sin embargo, en la cruz de Jesús resplandece toda su grandeza, la grandeza de su amor, por eso hoy no celebramos un misterio de muerte, sino de vida, de triunfo del bien y del amor sobre el mal.

Después de las lecturas, todos en procesión, adoramos y besamos la Cruz , porque es el signo del amor de Dios a los hombres manifestado en la muerte de Jesús.

Porque el amor de Dios es a todos los hombres y la muerte de Jesús fue por la salvación de todos los hombres, oramos pidiendo a Dios por todos los hombres : Por los que creemos y por los que no creen, por los judíos y por los que siguen otras religiones, por los que hacen el bien y por los que pecan, por los que rigen la Iglesia y por los que gobiernan en el mundo... Nuestra oración es hoy, ante la cruz, más universal que nunca.

Finalmente comulgamos del pan consagrado el día anterior  y nos vamos en silencio. Con el corazón lleno de agradecimiento a Dios por su amor, a Jesús que entrega su vida por nosotros y con el deseo de amar a todos como Él nos ama.

MiDiario

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