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Mesa Redonda de Jóvenes. Retiro Convivencia 2008.

Como ya es habitual, en nuestro Retiro-Convivencia de principio de curso dimos la palabra a los jóvenes. El Lema de este año ha sido Familias cristianas: el reto del amor y de ese reto en el matrimonio y el noviazgo hablaron estos jóvenes. Sus inquietudes e ilusiones, sus temores y dificultades quedaron de manifiesto con total sinceridad que, además, transparentaba la sólida formación cristiana recibida en sus familias.

Estos son los jóvenes que participaron: Un matrimonio, Pilar y Roberto, con cinco años de casados; una pareja de novios, Inmaculada (21 años) y Miguel Ángel (22); Fernando (22), hermano de Inma; Iliana (23) y su hermana María (17); Anthony (14), y Mª Lourdes (19), ambos ecuatorianos; Lorena (17), de Perú; otras dos hermanas, Maite (30) y Miriam (18); Juan Antonio (15), primo de Iliana y María. Todos son estudiantes menos Pilar y Roberto que trabajan como personal de cocina y mantenimiento respectivamente en un colegio, Miguel Ángel que es profesor, Maite, secretaria y Lorena que, mientras le convalidan sus estudios, busca trabajo.

Y estas sus repuestas a las preguntas planteadas por la moderadora.

¿Qué entendéis por amor? ¿Veis el amor como un reto?

Lorena. El amor es Dios

Miguel Ángel. El amor es una forma de vida que se debe concretar en todos los ámbitos de la persona. Y por supuesto, te plantea retos. En el trabajo, desarrollarlo con amor, lo que te exige superarte. En la familia, cariño y respeto con los hermanos y con todos. Y en el noviazgo… cada minuto es un reto. También la amistad plantea retos.

Fernando. Para mí el amor es una relación humana cimentada en el cariño y el afecto.

Iliana. Cuando alguien te dice que te quiere, para que sea verdadero amor tiene que estar basado en el olvido de sí y en el respeto al otro.

Lourdes. Yo creo que el amor se basa en la confianza.

Inmaculada. A mi me parece que el amor no es sólo un sentimiento. Tiene que ser un estado del alma y una forma de vida. Digo un estado del alma porque si tu eres una persona que ama se te ve en todo en la vida. Si tú no te comprometes, no amas. El amor exige entrega y voluntad de amar y sacrificio.

Roberto. El amor sí es, en parte, un sentimiento, pero también exige sacrificio. Amar es renunciar a ti mismo por el bien de quien tienes enfrente. Es así en el matrimonio, pero también en el trabajo y en todo lo demás. Por eso hay que afrontar su exigencia mirando a Dios.

Pilar. Una persona, cuando ama tiene que negarse a sí mismo. El amor hay que trabajarlo y para ello hay que negarse. Hay que ponerse en la piel del compañero. Hay que construirlo cada día. Y hay que ser humilde.

¿Creéis que el matrimonio necesita preparación? ¿Qué entendéis por preparación al matrimonio? ¿Qué aspectos juzgáis imprescindibles?

Inmaculada. Si. Es algo que no se aprende de la noche a la mañana.

Miriam. Yo también creo que es necesaria la preparación, porque el matrimonio va a ser un día a día, no estar un rato o verse más o menos a menudo. Y puede que cuando te encuentres con ello pienses que no estás preparada.

Iliana. Lo primero que se necesita es un conocimiento de ti mismo con ayuda espiritual. Como un sacerdote se prepara durante años, también para algo tan fuerte como el matrimonio se necesita una preparación de oración y formación.

Mª Lourdes. En el matrimonio los dos tienen que ser como una sola persona, por eso se necesita un tiempo de preparación para conocerse.

Fernando: Yo, aún en el ámbito cristiano, he encontrado parejas que se preguntan si los cursillos prematrimoniales valen para algo, si les va a aportar algo después de llevar un noviazgo serio y haber vivido ya muchas cosas juntos. Pero a mi me parece que, como en el aprendizaje de un niño se necesita la teoría y la práctica, los cursillos aportan la teoría, porque necesitas alguien que antes de dar el paso te de la teoría que afiance esa practica que ya llevas en el tiempo de noviazgo.

Roberto. En el noviazgo se viven muchas cosas juntos, pero no es suficiente. Hay relaciones que después de diez años de novios se han casado y en poco tiempo han roto. El cursillo prematrimonial te hace ver a lo que te encaras y a comprender lo que es el sacramento que vas a recibir.

Pilar. Yo también lo veo así. Los cursillos son necesarios porque te recuerdan lo que te vas a enfrentar. En el matrimonio te levantas cada día con una sorpresa nueva. Cuando vives juntos dices “este no es el que yo conocía de novios”. Y es que entre el noviazgo y el matrimonio hay una diferencia esencial, antes cada uno se iba a su casa, cada uno tenía su cuenta… y ahora todo se comparte.

¿Qué dificultades encontráis de cara al noviazgo?

Fernando. ¿Dificultades?... ¡Ufff!... En primer lugar hay una dificultad que yo diría divina. Supone un ejercicio de la libertad: Uno cuando se encuentra de cara el noviazgo tiene que elegir y renunciar. Y otra dificultad humana. Todos podemos ser amigos y llevarnos bien seamos o no creyentes. Pero en una relación de cara al matrimonio es fundamental que vaya paralela la espiritualidad. Te dicen que se puede vivir un matrimonio de un creyente con otro que no lo es, pero mi experiencia, por algunas novias que he tenido, es que es fundamental la vida espiritual. Mi novia puede pensar diferente a mí en otras cosas o tener otros gustos, pero tiene que ser igual a mí en creencias religiosas, tiene que tener una fe similar a la que tú tienes.

María. Pues yo llevo saliendo con un chico que no es cristiano y me duele mucho. Pero si le quieres…

Maite. Yo también creo que es fundamental encontrar una persona creyente y con tus mismas ideas. Pero es muy difícil. Yo en mi trabajo creo que no conozco a ningún creyente. Muchos se han casado por la Iglesia, pero sólo por el día, la celebración… es todo más bonito, pero nada más. Y salir por salir y estar con alguien por estar, para mí no tiene sentido.

Inmaculada. Para mí el noviazgo es una escuela de matrimonio. Yo sí he encontrado una persona creyente con mis mismas ideas. Pero en mi ambiente, en la universidad y en el trabajo, yo soy la única católica comprometida. En mi tienda me ven como algo raro porque no me acuesto con Miguel, hasta vienen ha hablar conmigo, porque piensan que tengo “un problema”, que debería ir a un psicólogo…

María. Claro que sería genial encontrar a alguien como tú. Pero también pienso que cuando tú eres creyente y el otro no quizá estés ahí por algo.

Fernando. A mi me parece que en un matrimonio que uno es creyente y otro no, en el mejor de los casos acabas yendo cada uno por un lado. Es algo en lo que no caben acuerdos, tú haces esto y yo lo otro, hay que ir los dos al unísono. Es normal que en esa situación nos sintamos instrumentos para cambiarle al otro, pero el único que puede cambiarle es Dios.

¿Qué pensáis que lleva a los jóvenes a no comprometerse en un “amor para siempre” sellado por el sacramento del matrimonio? ¿Qué se alega para no casarse ni siquiera por lo civil?

Maite. No van al matrimonio porque eso compromete. Mucha gente se van a vivir juntos para ver y si les va bien pues luego, a lo mejor, se casan.

Inmaculada. La mayoría no se casan por lo que supone de ataduras. Como están tan de moda las libertades…

Iliana: No se casan porque no están seguros de que vaya a ser para toda la vida. Porque el amor que se plantean no es un amor de compromiso, sino de instinto. Cuando te lo planteas así y llevas un tiempo conviviendo empiezas a ver todos los defectos dices que el amor se ha acabado. Pero lo que se acaba es el instinto, no el amor.

Pilar. Las parejas que conviven antes de casarse actúan como si compraran un objeto. Lo compras, te lo llevas, lo pruebas un tiempo y si funciona vas a que te pongan el sello de garantía. Pero eso no es amor, porque van pensando en la posibilidad de coger la puerta y marcharse. Todos tenemos temores y dudas, pero cuando recibes el sacramento te da una alegría y una paz que… es algo especial.

Juan Antonio. Yo no estoy hablando porque de esto no entiendo mucho. Me queda como muy lejos. Yo tengo amigos o incluso más pequeños, de la clase de mi hermano, que un día se dan un beso y ya dicen que son novios. Pero no es eso. Ser novios es mucho más.

¿Entendéis el matrimonio como una vocación? ¿Qué creéis que puede aportar en el discernimiento de la vocación y en la preparación al matrimonio la pertenencia a algún Grupo en general o a Domus Mariae en particular?

Iliana. Sí entiendo el matrimonio como vocación. Por eso el noviazgo es algo muy grande y muy respetable. Y lo primero hay que pensar si Dios quiere eso para ti, si eso es lo que Dios ha pensado para ti. Si tienes 23 años y no tienes novio te dicen: ¡Huy! Hay que buscarte a alguien… Yo no necesito que me busque a nadie, sino que me respeten, porque no saben si estoy discerniendo mi vocación. Es también cuestión de respeto al otro, porque si te embarcas en un noviazgo y Dios te llama a ser sacerdote, por ejemplo, ¿qué? Dejas a la otra persona “así”…

Fernando. Sí. El matrimonio es una llamada y es un camino. Cuanto más soporte, más formación tengas más fácil es que sepas tomar una decisión cuando llegue el momento de decidir. Siempre no influye lo de los demás, lo que hay a nuestro alrededor. Si eso que te rodea es algo bueno, sano, con valores eso es lo que te va a influir. Y para el discernimiento de una vocación es fundamental un grupo.

Inmaculada. Sobre todo necesitas a alguien que ha pasado por lo mismo para que te oriente y te apoye.

Para  terminar hicieron algunas preguntas a los esposos Pilar y Roberto.

Fernando. ¿Cuento tiempo llevasteis de novios y en qué momento lo visteis claro?

Roberto. No se trata de que tengas visión o que haya una señal. Llega un momento en que lo ves, pero no hay nada de eso, ni una luz interior. Sabes que quieres a esa persona por lo que es, no por lo que te puede aportar.

Pilar. El noviazgo te empieza a ayudar a conocer a esa persona, pero nunca acabas de conocerla, cuando se muera dirás, no la he conocido del todo. El amor es muy bonito pero hay que tener los pies en el suelo. Cuando tienes trabajo y ves que puedes construir un hogar, entonces das el paso. Aunque estés convencido de lo que haces, siempre te quedan dudas, sobre todo cuando se acerca el momento, porque además hay que tener en cuenta que el diablo siempre se mete y aún antes de la boda te planteas si esa es tu persona, si lo estás haciendo bien. Pero hay que confiar y el Sacramento te da la fuerza que necesitas.

Lourdes. ¿Ha habido algún momento en que hayan querido separarse?

Roberto. Cuando te enfadas desearías coger la puerta y dejarlo todo. Pero eso es fruto de la rabia. Cuando te serenas ves que eso no te llevaría a ninguna parte. Entonces reaccionas y hablas y perdonas… Porque no hay que olvidar que el diablo siempre actúa para que no seas una piña con tu mujer.

Llegó el tiempo del coloquio y algunas madres intervinieron para subrayar, precisar o aclarar algunas de las ideas expuestas. También una de las jóvenes tenía todavía algo que decir:

Iliana. Para cada uno su vocación es su felicidad. El amor es entrega, pero no te puedes entregar hasta perder tu felicidad porque para hacer feliz al otro tienes que ser tú feliz. Por eso también es necesario que los dos piensen lo mismo porque hay que entregarse y hay que ceder, pero en los principios no se puede ceder.