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El Jueves Santo es el primer gran día del Triduo Pascual. Los cristianos nos reunimos al atardecer para recordar la Última Cena de Jesús con sus discípulos.

El Domingo de Ramos recordábamos cómo Jesús con sus discípulos subió a Jerusalén desde Galilea para celebrar la fiesta de Pascua.

En la ciudad y sus alrededores se respiraba ambiente de fiesta. Por fin llegaba el momento esperado. ¡Cuántas cosas había que hacer aquel día!: Preparar el lugar donde cenarían, comprar todas las cosas que necesitaban, sacrificar el cordero en el Templo, asarlo para la cena... Jesús encarga a dos de sus discípulos que lo preparen todo. (Mc 14,12-16)

Aquella cena recordaba otra que sus antepasados, muchos siglos antes, habían tenido que comer apresuradamente y dispuestos para la marcha. La última que hicieron en Egipto, el país donde vivían como esclavos antes de ponerse en camino hacia la libertad, conducidos por Moisés a quien Dios había llamado para llevarles hasta la Tierra Prometida. (Éxodo 12,5-6.11)

Era una fiesta llena de alegría porque Dios liberaba a su pueblo y ya no lo abandonaría más.

Esta cena del "Paso de Yahveh" separa un antes y un después

EsquemaPascuaYave

Judío cumplidor de la Ley, Jesús celebró la Pascua como desde los 12 años lo venía haciendo. Pero en aquella ocasión todo iba a ser distinto, pues Él presentía lo que iba a suceder, sabía que había llegado su hora.

Lc 22,14-15

"Cuando llego la hora, se puso a la mesa, y los Apóstoles con Él. Y les dijo: ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer."

Por eso quiso mostrar a sus amigos todo su amor, su entrega total a ellos y a todos los hombres. Y lo hizo mediante un gesto y un signo.

Jesús lava los pies a sus discípulos para darles ejemplo de cómo han de amarse. Si Él, que es el Maestro y el Señor, se sitúa en el lugar de los esclavos, también los discípulos han de estar dispuestos a servirse así unos a otros.

Lavatorio de los pies

En tiempos de Jesús la gente andaba con los pies descalzos o con unas sencillas sandalias. Los pies se ensuciaban enseguida con el polvo del camino. Cuando llegaba a una casa un huésped importante, los esclavos o sirvientes le lavaban los pies.

 ¿En qué lugar se sitúa Jesús al lavar los pies de los discípulos?

¿Para qué lo hace?

 

Jesús en la Última Cena anticipa su muerte y su resurrección que van a ocurrir en los días siguientes. El pan y el vino que da a sus discípulos son su Cuerpo entregado y su Sangre derramada para la redención del mundo.

Desde aquel momento los discípulos, cada vez que, cumpliendo el mandato que Jesús nos dio, recordamos y repetimos los gestos y las palabras que Él hizo aquel día, actualizamos el misterio de su muerte y resurrección.

Cuando recibimos el sacramento de la Eucaristía, instituido por Jesús esa noche, comemos su Cuerpo que es el alimento que nos da la fuerza que necesitamos para vivir como discípulos suyos y para ser cada vez más capaces de amar a todos como Él nos ama.

¿Qué manda Jesús a los discípulos? ¿Cuándo cumplimos nosotros ese mandato?

Última Cena¿Cuándo renovamos los cristianos el misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo?

¿Qué recibimos cuando comulgamos?

¿Para qué nos sirve recibir la Eucaristía?

¿Procuras darte cuenta de que Jesús está realmente presente en el Sacramento de la Eucaristía, por ejemplo haciendo siempre una genuflexión cuando pasas delante del Sagrario? ¿O entrando en una iglesia o en la capilla de tu colegio a rezar un rato, a hablar con Jesús?

Jesús estaba a punto de concluir su misión en este mundo. Ya no estaría con sus amigos como loAmaosComoYo había estado hasta ahora.

Por eso, en la velada que se prolonga tras aquella cena llena de emociones antiguas y nuevas, Jesús habla a sus discípulos y les explica el sentido de todo aquello en un ambiente de despedida en el que les deja el precioso testamento del mandato nuevo.

¿Cuál es la característica que distingue a los discípulos de Jesús?

¿Cómo puedes tú, en tu casa, en tu colegio, con tus amigos, etc. cumplir el mandato de Jesús?

La Liturgia del Jueves Santo consiste en la celebración de la Eucaristía, porque es este el Misterio que recordamos: la celebración de la Última Cena en la que Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía y nos mandó hacer lo que él había hecho, en memoria suya.

En algunos lugares se realiza el rito del lavatorio de los pies, para recordar este gesto de amor y servicio de Jesús.
Sagrario

Al concluir la celebración de la Eucaristía, el Cuerpo de Cristo se lleva en procesión hasta lo que llamamos el "monumento", un lugar del templo en el que hay un sagrario especialmente adornado y donde Jesús será adorado durante un rato más o menos largo; en algunos sitios durante toda la noche y hasta la hora de celebrar la liturgia del Viernes Santo.

Cuando los cristianos el Jueves Santo y participamos en la celebración litúrgica, sentimos como si estuviéramos con Jesús y sus discípulos en aquella noche única, escuchando sus palabras y viendo sus gestos, sintiendo su amor y su ternura. Nos llenamos de alegría, esa alegría que proclamamos cada vez que al celebrar la Eucaristía decimos: ¡Dichosos los invitados a la mesa del Señor!

Al contemplar lo que hizo Jesús comprendemos el inmenso amor de Dios por todos los hombres y brota en nuestro corazón la gratitud y el deseo sincero de amar a todos como Él ama, por eso al Jueves Santo se le llama el día del Amor fraterno .

 


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