Como decía de D. Feliciano
Cuando en junio de 2012 se cumplió el 25 aniversario de la aprobación de nuestra Asociación por la Jerarquía de la Iglesia, nos pareció bueno volver la vista a los orígenes y por ello abrimos esta sección en la que queremos recoger algo de lo mucho que en los años que disfrutamos de él nos fue enseñando.
El 2 de junio de 1987 fue aprobada nuestra Asociación por el Cardenal Arzobispo de Madrid, D. Ángel Suquía Goicoichea, pero empezó a gestarse unos años antes, concretamente en 1982 cuando la Iglesia de España celebraba el centenario Teresiano que clausuró el Papa Juan Pablo II, en lo que sería su primera vistita pastoral a nuestra patria. Por aquella época D. Feliciano Gil de las Heras, actuaba como consiliario de la Asociación de Antiguas Alumnas del Colegio que las MM. Concepcionistas tienen en la calle Princesa de Madrid. Su inquietud pastoral halló eco en un grupo de antiguas alumnas y junto con M. Vicenta, la religiosa encargada de las exalumnas, se puso en marcha un grupo que quería vivir la Palabra de Dios de forma más comprometida. |
|
Unas notas de aquellas fechas dicen así: |
|
“En el centenario de Sta. Teresa hemos recogido la llamada del Papa que nos urge a abrir «el camino teresiano de la oración y de la vida interior, de la santidad a todos los hombres de la sociedad de hoy», por ello nos hemos propuesto llevar el espíritu de la vida consagrada al mundo en el ambiente en que vivimos. En esta empresa nos comprometemos a tener a María como modelo de fecundidad espiritual; la celebración de la Eucaristía será el centro de nuestra vida y la fuente de nuestra fuerza; la oración litúrgica, un medio de santificación personal y colectiva como lo es en la vida consagrada. Estaremos unidos en el amor, la oración, el estudio, el apostolado y el testimonio de nuestra vida, fieles al Evangelio.” | |
Después explican el nombre que dan al grupo: DOMUS MARIAE |
|
“Damos este nombre recogiendo la idea de M. Carmen Sallés (fundadora de las Religiosas Concepcionistas) que deseaba que las comunidades concepcionistas fuesen «casas de María» donde «la vida diaria sea una perenne alabanza al Señor». Para ello nos comprometemos a vivir los misterios que María vivió, para hacer de nosotras mismas y de los lugares en donde estemos una Casa de María donde Ella sea aceptada e invocada como Madre. Como el discípulo Juan recogemos la herencia de Jesús y tomado a María con nosotras convertimos nuestra casa en Casa de Maria. Nuestro compromiso se resume en hacer lo que Ella hizo y como Ella lo hizo” | |
A ese compromiso se llega mediante una serie de tareas o exigencias a las que se comprometen : |
|
|