A lo largo de la cuaresma te has preparado intensamente para celebrar esta Semana Santa Te invitamos a escribir tu diario de la Semana Santa: lo que hagas cada día, lo que vives y sientes, lo que te parecen las celebraciones litúrgicas a las que asistas y otros actos como procesiones, "vía crucis", etc. en que participes. Para ello no tienes más que hacerte con un pequeño cuaderno o confeccionarlo tú mismo con hojas sueltas que tengas y, preparando unas tapas bonitas, graparlo todo. A continuación encontrarás la explicación de lo que celebramos cada día y de lo que significa lo que hacemos en la liturgia, para que comprendiéndolo bien puedas vivirlo mejor y, sobre todo, puedas sentirte muy cerca de Jesús y conocerle como te gusta conocer a tus amigos. |
En la SEMANA SANTA, después de la larga y profunda preparación de la Cuaresma, celebramos los acontecimientos más importantes de nuestra fe, aquellos por los que hemos sido salvados del peor de los males, de la mayor de las esclavitudes: el pecado; que nos aparta de Dios, nuestro Padre, y nos hace esclavos del mal.
Es la SEMANA SANTA porque al contemplar los gestos de Jesucristo, al escuchar sus palabras, se nos manifiesta la santidad y grandeza de Dios: vemos y entendemos todo lo que Dios realizó para decir a los hombres: ¡Ved cómo os amo!
Es la SEMANA SANTA porque nosotros cristianos debemos "santificarla", dedicando estos días a la reflexión de estos misterios, en la oración y sobre todo en la celebración litúrgica.
La SEMANA SANTA comienza el Domingo de Ramos.
¿Dónde pasaré la Semana Santa este año?
¿Cómo la pasare, qué cosas haré? ¿Qué puedo hacer para vivirla como verdadero discípulo de Jesús? |
En este día recordamos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.
Jesús, como judío piadoso, cumplidor de la Ley de su pueblo, subía a Jerusalén en las fiestas que ésta establecía. Una de esas fiestas, la más importante de todas, era la Pascua, en la que rememoraban cómo, por la mano poderosa de su Dios, Yahveh, fueron liberados de la esclavitud que sufrían en Egipto.
Aquel año, de nuevo, como lo venía haciendo desde los 12 años (Lc 2,41-42), subió para celebrar la Pascua con sus discípulos.
Venía desde Galilea un grupo numeroso. Al vislumbrar Jerusalén, u corazón se llenaba de gozo tras el largo y duro viaje. Y entre ellos, el famoso Rabbí Jesús de Nazaret que tantas cosas les había enseñado y tantos milagros había hecho. Por eso gritaban jubilosos: "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!"
El domingo de Ramos los fieles y el sacerdote se reúnen fuera o a la puerta del templo, allí se bendicen los ramos y se lee el Evangelio que relata la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Después todos en procesión entran en el templo y comienza la Eucaristía. El Evangelio que se lee en la Eucaristía de este Domingo es el relato de la Pasión de Jesús. Se lee la Pasión porque el triunfo de Cristo y la manifestación de su gloria se van a realizar precisamente por su muerte, sobre la que se alzará victorioso en la Resurrección.
¿Qué celebran los judíos en la Pascua? ¿Qué pasó cuando Jesús subió a la Pascua con sus padres a los 12 años?
Mt 21,1-11 (ciclo A) / Mc 11,1-10 (ciclo B) / Lc 19,28-40 (ciclo C)
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Copia la frase o resume la idea que más te ha gustado o que te parece más importante del Evangelio que has leído. ¿Qué enseñanza sacas para tu vida? Escribe tu compromiso para el Domingo de Ramos Anota los recuerdos e impresiones de lo que has hecho en este día y especialmente lo que te ha parecido y has sentido en la celebración litúrgica. |
El Jueves Santo es el primer gran día del Triduo Pascual. Los cristianos nos reunimos al atardecer para recordar la Última Cena de Jesús con sus discípulos.
El Domingo de Ramos recordábamos cómo Jesús con sus discípulos subió a Jerusalén desde Galilea para celebrar la fiesta de Pascua. En la ciudad y sus alrededores se respiraba ambiente de fiesta. Por fin llegaba el momento esperado. ¡Cuántas cosas había que hacer aquel día!: Preparar el lugar donde cenarían, comprar todas las cosas que necesitaban, sacrificar el cordero en el Templo, asarlo para la cena... Jesús encarga a dos de sus discípulos que lo preparen todo. (Mc 14,12-16) Aquella cena recordaba otra que sus antepasados, muchos siglos antes, habían tenido que comer apresuradamente y dispuestos para la marcha. La última que hicieron en Egipto, el país donde vivían como esclavos antes de ponerse en camino hacia la libertad, conducidos por Moisés a quien Dios había llamado para llevarles hasta la Tierra Prometida. (Éxodo 12,5-6.11) Era una fiesta llena de alegría porque Dios liberaba a su pueblo y ya no lo abandonaría más. Esta cena del "Paso de Yahveh" separa un antes y un después
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Judío cumplidor de la Ley, Jesús celebró la Pascua como desde los 12 años lo venía haciendo. Pero en aquella ocasión todo iba a ser distinto, pues Él presentía lo que iba a suceder, sabía que había llegado su hora. Lc 22,14-15 "Cuando llego la hora, se puso a la mesa, y los Apóstoles con Él. Y les dijo: ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer." Por eso quiso mostrar a sus amigos todo su amor, su entrega total a ellos y a todos los hombres. Y lo hizo mediante un gesto y un signo.
Jesús lava los pies a sus discípulos para darles ejemplo de cómo han de amarse. Si Él, que es el Maestro y el Señor, se sitúa en el lugar de los esclavos, también los discípulos han de estar dispuestos a servirse así unos a otros.
En tiempos de Jesús la gente andaba con los pies descalzos o con unas sencillas sandalias. Los pies se ensuciaban enseguida con el polvo del camino. Cuando llegaba a una casa un huésped importante, los esclavos o sirvientes le lavaban los pies. ¿En qué lugar se sitúa Jesús al lavar los pies de los discípulos? ¿Para qué lo hace?
Jesús en la Última Cena anticipa su muerte y su resurrección que van a ocurrir en los días siguientes. El pan y el vino que da a sus discípulos son su Cuerpo entregado y su Sangre derramada para la redención del mundo. Desde aquel momento los discípulos, cada vez que, cumpliendo el mandato que Jesús nos dio, recordamos y repetimos los gestos y las palabras que Él hizo aquel día, actualizamos el misterio de su muerte y resurrección. Cuando recibimos el sacramento de la Eucaristía, instituido por Jesús esa noche, comemos su Cuerpo que es el alimento que nos da la fuerza que necesitamos para vivir como discípulos suyos y para ser cada vez más capaces de amar a todos como Él nos ama. ¿Qué manda Jesús a los discípulos? ¿Cuándo cumplimos nosotros ese mandato? ¿Cuándo renovamos los cristianos el misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo? ¿Qué recibimos cuando comulgamos? ¿Para qué nos sirve recibir la Eucaristía? ¿Procuras darte cuenta de que Jesús está realmente presente en el Sacramento de la Eucaristía, por ejemplo haciendo siempre una genuflexión cuando pasas delante del Sagrario? ¿O entrando en una iglesia o en la capilla de tu colegio a rezar un rato, a hablar con Jesús? |
Jesús estaba a punto de concluir su misión en este mundo. Ya no estaría con sus amigos como lo había estado hasta ahora. Por eso, en la velada que se prolonga tras aquella cena llena de emociones antiguas y nuevas, Jesús habla a sus discípulos y les explica el sentido de todo aquello en un ambiente de despedida en el que les deja el precioso testamento del mandato nuevo. ¿Cuál es la característica que distingue a los discípulos de Jesús? ¿Cómo puedes tú, en tu casa, en tu colegio, con tus amigos, etc. cumplir el mandato de Jesús? |
La Liturgia del Jueves Santo consiste en la celebración de la Eucaristía, porque es este el Misterio que recordamos: la celebración de la Última Cena en la que Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía y nos mandó hacer lo que él había hecho, en memoria suya. En algunos lugares se realiza el rito del lavatorio de los pies, para recordar este gesto de amor y servicio de Jesús. Al concluir la celebración de la Eucaristía, el Cuerpo de Cristo se lleva en procesión hasta lo que llamamos el "monumento", un lugar del templo en el que hay un sagrario especialmente adornado y donde Jesús será adorado durante un rato más o menos largo; en algunos sitios durante toda la noche y hasta la hora de celebrar la liturgia del Viernes Santo. Cuando los cristianos el Jueves Santo y participamos en la celebración litúrgica, sentimos como si estuviéramos con Jesús y sus discípulos en aquella noche única, escuchando sus palabras y viendo sus gestos, sintiendo su amor y su ternura. Nos llenamos de alegría, esa alegría que proclamamos cada vez que al celebrar la Eucaristía decimos: ¡Dichosos los invitados a la mesa del Señor! Al contemplar lo que hizo Jesús comprendemos el inmenso amor de Dios por todos los hombres y brota en nuestro corazón la gratitud y el deseo sincero de amar a todos como Él ama, por eso al Jueves Santo se le llama el día del Amor fraterno .
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Copia la frase o resume la idea que más te ha gustado o que te parece más importante del Evangelio de este día (Jn 13,1-15). De todo lo que celebramos y recordamos el Jueves Santo, que es lo que más te llama la atención o crees que tiene más importancia. ¿Qué enseñanza sacas para tu vida? Escribe tu compromiso para el Jueves Santo. Anota los recuerdos e impresiones de lo que has hecho en este día y especialmente lo que te ha parecido y has sentido en la celebración litúrgica. |
El Viernes Santo los cristianos recordamos y celebramos la muerte de Jesús en la cruz : Su amor extremo a los hombres. Ese amor es la razón de su terrible muerte. Es un día de silencio y de penitencia que expresamos mediante el ayuno y la abstinencia.
Nuestro corazón está sobrecogido por su dolor y nuestro espíritu se vuelve a Él arrepentido, porque nuestros pecados son la causa de ese sufrimiento, y lleno de gratitud por su inmenso amor.
Jesús había celebrado la cena Pascual que se prolongó en una larga velada. Era ya demasiado tarde para ir hasta Betania, donde se alojaron los días anteriores, y se dispusieron a pasar la noche acampados en el Monte de los Olivos, en un huerto llamado Getsemaní. Jesús sabía lo que le esperaba y oró al Padre. (Mc 14,32-42 ) Allí empezó todo. Entregado por uno de los que Él había elegido, negado por aquel a quien había constituido como cabeza de su Iglesia, abandonado por todos su amigos. Así, en la más completa soledad pasa la noche en un calabozo del Palacio del Sumo Sacerdote. Maltratado y sometido a un simulacro de juicio, es conducido ante el Prefecto Romano que, de nuevo, le interroga. Luego lo entrega a los soldados para que sea flagelado. Ellos además preparan y le colocan una Corona de espinas y se burlan de Él. En la calle, la multitud manipulada vocifera: ¡Crucifícalo!. Pilato lo entrega para que sea clavado en la cruz. Jesús ha demostrado su amor a Dios cumpliendo hasta el final la voluntad del Padre; su amor a todos los hombres, entregando su vida para salvación de todos; su amor a los enemigos, perdonando a quienes le acusaron, lo condenaron y le crucifican; y su amor a los suyos confiando en aquel último instante de su vida la Madre al Discípulo y el Discípulo a la Madre. ¿Quiénes están junto a la Cruz de Jesús? ¿Qué dice Jesús a su Madre? ¿Y al discípulo? ¿Qué hace el discípulo? ¿Puedes tú hacer lo que hizo el discípulo? ¿Cómo? |
A primera hora de la tarde, los cristianos nos reunimos, pero no celebramos la Eucaristía. Toda la celebración litúrgica se centra en la cruz y el ambiente es de silencio y recogimiento. El sacerdote sale revestido de rojo, se arrodilla y, en silencio ora. Todos oramos en silencio . Luego escuchamos la Palabra de Dios . De las lecturas que se proclaman destaca el relato de la Pasión y muerte de Jesús según el Evangelio de San Juan. Nuestro corazón queda sobrecogido por los tremendos sufrimientos que padeció Jesús. Y también sorprendido: ¿Por qué condenan a Jesús, si no había hecho más que el bien?: Había curado, enseñado, perdonado... Sin embargo, en la cruz de Jesús resplandece toda su grandeza, la grandeza de su amor, por eso hoy no celebramos un misterio de muerte, sino de vida, de triunfo del bien y del amor sobre el mal. Después de las lecturas, todos en procesión, adoramos y besamos la Cruz , porque es el signo del amor de Dios a los hombres manifestado en la muerte de Jesús. Porque el amor de Dios es a todos los hombres y la muerte de Jesús fue por la salvación de todos los hombres, oramos pidiendo a Dios por todos los hombres : Por los que creemos y por los que no creen, por los judíos y por los que siguen otras religiones, por los que hacen el bien y por los que pecan, por los que rigen la Iglesia y por los que gobiernan en el mundo... Nuestra oración es hoy, ante la cruz, más universal que nunca. Finalmente comulgamos del pan consagrado el día anterior y nos vamos en silencio. Con el corazón lleno de agradecimiento a Dios por su amor, a Jesús que entrega su vida por nosotros y con el deseo de amar a todos como Él nos ama.
De lo que celebramos y recordamos el Viernes Santo, que es lo que más te llama la atención o crees que tiene más importancia. ¿Qué enseñanza sacas para tu vida? Escribe tu compromiso para el Viernes Santo. Anota los recuerdos e impresiones de lo que has hecho en este día y especialmente lo que te ha parecido y has sentido en la celebración litúrgica. |
En la vigilia Pascual, después de un día en que se prolonga el silencio del Viernes Santo, los cristianos celebramos exultantes el triunfo de Jesús sobre la muerte, de la Luz que es Cristo sobre las tinieblas del pecado y del mal.
Poco después de su muerte, Jesús fue enterrado allí cerca en un sepulcro propiedad de José de Arimatea. Tuvieron que hacerlo deprisa porque comenzaba el sábado y no podían realizar ningún trabajo. Las mujeres tuvieron que guardar los perfumes para embalsamar su cuerpo y esperar a que amaneciera el primer día de la semana.
Entre tanto, ellas y poco a poco los discípulos se fueron reuniendo en la casa. Tristes, en silencio, avergonzados de su cobardía pasaron aquella noche y el día siguiente.
También hoy para los cristianos es como un día muerto: No hay ninguna celebración litúrgica.
Solo al llegar la noche volvemos a reunirnos para participar en una celebración única.
La liturgia de la vigilia Pascual consta de cuatro partes:
Nos reunimos a la puerta del templo, en torno a una hoguera, como un pueblo dispuesto a emprender la marcha, el camino de la Libertad.
El sacerdote bendice el fuego y de él enciende el gran Cirio Pascual que simboliza a Cristo. De él cada uno enciende su pequeña vela y así la noche se ilumina.
Entramos en procesión cantando: ¡Luz de Cristo! ¡Demos gracias a Dios!. A continuación se proclama un himno jubiloso, el pregón Pascual: Cristo resucitado es la luz de los hombres.
En esta Noche Santa se nos va a narrar, a través de las lecturas Bíblicas, una historia de amor: la Alianza de Yahveh con su pueblo. Desde la Creación, la promesa hecha a Abraham y la epopeya de liberación dirigida por Moisés hasta los Profetas que hablan de un tiempo nuevo. En ese pueblo y en esa historia Dios irrumpe en el mundo haciéndose hombre en Jesús y, de manera desconcertante, supera todas las esperanzas liberando a todos los hombres de la auténtica esclavitud, el pecado, y manifestándose como un Dios que es Amor. En esta noche la Liturgia de la Palabra se desarrolla con mucha solemnidad: Después de cada lectura del Antiguo Testamento y su Salmo, nos ponemos en pie para orar a Dios. Y cuando han terminado todas cantamos el Gloria llenos de alegría porque el Amor de Dios se manifiesta con toda su verdad y grandeza en Jesucristo: El verbo encarnado que por su muerte y resurrección inaugura la Nueva y Eterna Alianza de Dios con el hombre. Ahora se encienden todas las luces del templo y suenan las campanas.
Después se proclama la epístola y cantamos jubilosos el Aleluya, para, a continuación, proclamar el Evangelio a través del cual llega hasta nosotros la gran noticia que los ángeles dan a las mujeres cuando de madrugada van a embalsamar el cuerpo de su amado maestro: No esta aquí, ¡HA RESUCITADO!
La Vida nueva que se inaugura con la Resurrección de Jesucristo la recibimos por el Bautismo. Por eso esta noche el sacerdote bendice el agua de la Pila Bautismal y juntos renovamos las promesas del Bautismo. Lo hacemos en pie y con nuestras velas de nuevo encendidas del Cirio Pascual. Le prometemos una vez más a Dios fidelidad, porque queremos vivir la vida nueva de Hijos de Dios que Jesucristo por su muerte y resurrección nos ha alcanzado y que hemos recibido en nuestro bautismo.
Termina la liturgia Bautismal con las Preces por la Iglesia y por todos los hombres.
En esta Noche Santa todo culmina con la Celebración de la Eucaristía porque en ella se nos da la vida que dura para siempre. Cuando termina la celebración litúrgica salimos llenos de gozo porque nos sabemos renovados. Dios nos ha librado del mal y del pecado y nos sentimos llenos de fuerza y a seguir a Jesús Camino, Verdad y Vida, rebosantes de amor a é nuestro Hermano y Maestro, nuestro Dios y Señor. |
¿A quién simboliza el Cirio Pascual? ¿Por qué encendemos cada uno una pequeña vela? ¿Qué cantamos cuando concluyen todas las lecturas del Antiguo testamento? ¿Que queremos expresar con ello? Escribe en tu cuaderno todo lo que sabes del bautismo ¿Por qué concluimos la Vigilia Pascual celebrando la Eucaristía? |
De lo que celebramos y recordamos en la Vigilia pascual, que es lo que más te llama la atención o crees que tiene más importancia. ¿Qué enseñanza sacas para tu vida? Escribe tu compromiso para el Sábado Santo. Anota los recuerdos e impresiones de lo que has hecho en este día y especialmente lo que te ha parecido y has sentido en la celebración litúrgica |
Todavía resuenan en nuestro corazón los ecos de la gran celebración de la noche pasada. Hoy vamos a reunirnos de nuevo para celebrar la Eucaristía, la gran fiesta de nuestra liberación que celebramos todos los domingos en memoria de la Resurrección de Jesús. Nuestra Acción de Gracias a Dios que por su amor, mediante la muerte y resurrección de Jesucristo nos ha liberado del pecado y de la muerte. Dispuestos a vivir la vida nueva de Hijos de Dios que de Él hemos recibido.
El Evangelio que se proclama esta mañana esta tomado de Juan 20,1-9, nos relata cómo Pedro y "el otro discípulo", alertados por María Magdalena, corren al sepulcro donde habían puesto el cuerpo muerto de Jesús. Esta vacío. Entonces ven y creen. Y comprenden... Jesús ha resucitado.
Los discípulos no vieron a Jesús resucitar pero al ver el sepulcro vacío recapacitan y creen. Nosotros tampoco hemos visto a Jesús pero, por el testimonio de los primeros discípulos transmitido generación tras generación en la Iglesia, creemos que Jesús ha resucitado y vive. ¿Es para ti Jesús un viviente con el que hablas, al que sientes a tu lado? Los primeros discípulos no guardaron para sí tan preciosa noticia ¿Comunicas a otros tu fe en Jesús? ¿Has pensado que los discípulos de Jesús deberíamos ser personas llenas de alegría porque sabemos que Jesús vive y está a nuestro lado? ¿Personas que siempre animan, ayudan y hacen la vida más agradable a los demás? Eso es ser "hombres nuevos", hombres y mujeres que de la muerte del pecado han pasado a la vida de la Gracia, de Hijos de Dios. |
Copia la frase o resume la idea que más te ha gustado o que te parece más importante del Evangelio de este día. ¿Qué enseñanza sacas para tu vida? Escribe tu compromiso para esta semana Anota los recuerdos e impresiones de lo que has hecho en este día y especialmente lo que te ha parecido y has sentido en la celebración litúrgica. |