La Virgen María
María: radicar su ser en la escucha y acogida de la Palabra de Dios.
La existencia de María es para la Iglesia una invitación a radicar su ser en la escucha y acogida de la Palabra de Dios. Porque la fe no es tanto la búsqueda de Dios por parte del hombre cuanto el reconocimiento de que Dios viene a él, lo visita y le habla. Esta fe, cierta de que «ninguna cosa es imposible para Dios», vive y se profundiza en la obediencia humilde y amorosa con la que la Iglesia sabe decirle al Padre: «hágase en mí según tu palabra»
María, la Madre de la evangelización
Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes.
María, nuestro modelo
La Virgen María ha sido propuesta siempre por la Iglesia a la imitación de los fieles
Porque en sus condiciones concretas de vida ella se adhirió total y responsablemente a la voluntad de Dios (cf Lc 1, 38).
Porque acogió la Palabra y la puso en práctica.
Porque su acción estuvo animada por la caridad y por el espíritu de servicio.
Porque fue la primera y más perfecta discípula de Cristo”.
Mes de mayo
Durante el mes de mayo, tradicionalmente en la Iglesia honramos de manera especial a nuestra Madre, la Virgen María, Madre nuestra porque lo es de Jesús. Ella es nuestra Madre, y como tal nos ama y cuida de nosotros, pero también nos enseña, no sólo con su palabra sino, sobre todo, con su vida. Ella es nuestro modelo y la mejor forma de honrarla es parecernos a Ella, porque entonces seremos perfectos discípulos de Jesús, que es lo que Ella quiere para cada uno de nosotros.