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María, llena de Gracia. Lucas 1,26-33 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin." Dios siempre da la Gracia que necesitamos para cumplir la misión a la que nos llama.
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María, Mujer responsable. Lucas 1, 34-37 María respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?" El ángel le respondió: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios." Dios no nos pide una obediencia ciega, sino racional y libre.
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María: Entrega total a Dios Lucas 1, 38 Dijo María: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y el ángel dejándola se fue. Dios espera de nosotros una respuesta de entrega generosa, de disponibilidad total.
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María, misterio de fe Mateo 1,18-21 Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados". Sólo desde la fe y el amor, como José, es posible comprender las obras de Dios.
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María, entrega y servicio a los demás Lucas 1, 39-40.56 En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel... María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa. Como María hemos de estar siempre dispuestos a servir a los demás con prontitud y humildad
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María, portadora de Dios Lucas 1, 41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; Como María, debemos llevar a Jesús dentro de nosotros para poder comunicar su Espíritu a los demás.
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María, causa de alegría Lucas 1, 42-44 Y exclamando (Isabel) con gran voz, dijo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. Que allí donde estemos llevemos la alegría que produce la presencia de Dios en medio de los hombres.
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María, la gran creyente Lucas 1, 45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!" ¿Es nuestra fe lo suficientemente grande como para que los demás la perciban y puedan alabar por ello a Dios?
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María modelo de gratitud a Dios Lucas 1, 46-47 Y dijo María: "Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador Que el Señor nos dé un corazón agradecido que sepa bendecirle por cuanto de Él recibimos.
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María, mujer humilde Lucas 1, 48-49 ...porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre. ¿Sabemos reconocer que nuestras buenas obras, nuestros éxitos... no hubieran sido posibles si no hubiéramos recibido la Gracia y los dones de Dios.
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María proclama a Dios fuente de todo bien Lucas 1, 50 ...y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Dios quiere el bien de todos y que a todos llegue su gracia. Sus dones no son exclusivos para un puñado de elegidos, o para un pueblo, o una raza o una generación.
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María proclama a Dios como el Dios de los humildes y los sencillos. Lucas 1, 51-55 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos. Sólo desde la sencillez de corazón, como María, es posible conocer a Dios y acoger sus dones.
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María, mujer obediente a la ley civil Lucas 2, 1-5 Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Debemos ser siempre obedientes a los que con legítima autoridad nos gobiernan salvo que sus leyes se opongan a la Ley de Dios.
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María acepta con serenidad las circunstancias contrarias a sus planes Lucas 2, 6-7 Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su Hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue. ¿Cómo acepto todo aquello que no corresponde a mis planes, a lo que tenía previsto o preparado?
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María contempla y reflexiona ante Dios los sucesos Lucas 2, 15-19 Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado." Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Sólo en la meditación y la oración podemos comprender el sentido profundo de nuestra vida y los planes que Dios tiene para nosotros.
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María observante fiel de las normas religiosas de su pueblo. Lucas 2, 21-24 Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno. Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. Hemos de procurar conocer, comprendiendo su sentido, las normas de la Iglesia para cumplirlas con alegría y responsabilidad.
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María, acepta el sufrimiento que ha de conllevar su misión Lucas 2, 25. 34-35 Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo... Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: "Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones." La fidelidad al Señor es, con frecuencia, fuente de sufrimiento que hemos de aceptar confiando en la ayuda y la gracia del Señor.
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María, educadora en la fe Lucas 2, 41-42 Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron como de costumbre a la fiesta. ¿Vivimos la fe en familia? ¿Celebramos juntos las fiestas? ¿Participamos juntos en la Eucaristía cada domingo?
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María, Madre responsable y comprensiva. Lucas 2, 43-52 ...y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando." Él les dijo: "Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?" Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres. María no pasa por alto lo que cree que no es conducta correcta de su Hijo, pero le reconviene con paz y amor.
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El mayor vínculo de unión de María con Jesús: cumplir la voluntad de Dios Lucas 8, 19-21 Se presentaron donde él su Madre y sus hermanos, pero no podían llegar hasta él a causa de la gente. Le anunciaron: "Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte." Pero él les respondió: "Mi Madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen." También para nosotros escuchar y cumplir la Palabra de Dios es lo que nos une más profundamente a Jesús.
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La mayor gloria de María: Escuchar y acoger la Palabra de Dios Lucas 11,27-28 Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: "¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!". Pero él dijo: "Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan Si María fue Madre de Jesús es porque supo responder: “Hágase en mi según tu Palabra”. Si nosotros damos cada día esa respuesta también engendraremos en nosotros a Jesús.
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María participa en la vida social Juan 2, 1 Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la Madre de Jesús. También nosotros participamos en la vida social de nuestro tiempo y allí tenemos que ser sal y luz.
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María atenta a las necesidades de los demás las presenta a su Hijo Juan 2, 2-3 Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: "No tienen vino." Saber ver las necesidades de los otros es fruto del amor. Para buscarles la solución debemos de presentarlas a Jesús. Después sabremos lo que debemos de hacer.
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María, mujer de la confianza absoluta en Jesús Juan 2,4-5 Jesús le responde: "¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora." Dice su madre a los sirvientes: "Haced lo que Él os diga." María nos enseña a no desalentarnos ante las primeras dificultades en la oración. Cuando parece que Jesús no escucha, se desentiende, debemos confiar y perseverar, estar atentos porque Él siempre actúa aunque a veces no sea como nosotros habíamos pensado.
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María facilita que otros puedan creer en Jesús Juan 2, 11 Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: "Llenad las tinajas de agua." Y las llenaron hasta arriba. "Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala." Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: "Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora." Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos. Nuestra manera de actuar puede ser causa de que otros crean en Jesús o se alejen de Él.
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María, Mujer fuerte Juan 19, 25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. María mantiene su sí con fortaleza junto a la cruz de Jesús. ¿Y nosotros? ¿Mantenemos nuestro si, nuestra fidelidad a Jesús cuando las dificultades y el sufrimiento, quizá incomprensible, nos aprietan?
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María, Madre en casa del discípulo Juan 19, 26-27 Jesús, viendo a su Madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Luego dice al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. También a nuestra casa, como a la del discípulo amado, quiere venir María. Y quiere Jesús que venga y la acojamos como Madre. Ella nos dará mucho más de lo que nosotros pudiéramos darle a Ella.
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María miembro de la comunidad de los creyentes Hechos de los Apóstoles 1, 12-14 Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático. Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. Entonces y ahora María vive y ora con los discípulos de Jesús. Ella está presente en medio de la Iglesia. De la Iglesia universal y de cada comunidad, cada familia, pequeña Iglesia doméstica.
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María, Madre de la Iglesia Hechos de los Apóstoles 2, 1-4 Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Cuando el Espíritu Santo constituye la Iglesia, allí está María. Y a la Iglesia toda y a cada uno de sus hijos nos cuida con amor maternal.
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María, Madre de Dios Gálatas 4, 4-6 Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! Por la maternidad de María, Dios se hacer verdadero hombre para que los hombres poseamos la vida divina, seamos hijos de Dios y podamos llamar a Dios Padre.
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María glorificada junto a su Hijo Apocalipsis 12, 1 Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Nuestra fe nos dice que María ha sido glorificada en cuerpo y alma junto a su Hijo. También nosotros estamos llamados a gozar junto a nuestra Madre de la Gloria de Dios.
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