Este año nuestra MESA REDONDA fue más reducida y menos equilibrada en la edad de los participantes: Javier de 26 años, farmacéutico; Iliana de 27, licenciada en Humanidades y Periodismo y estudiante de canto, ambos novios; Marta de 15 años, estudiante de cuarto de la ESO en las Concepcionistas y Javi, de 15 años, estudiante de cuarto de la ESO, en el Fray Luis. A pesar de estas características, la Mesa fue rica en contenido.
Fue moderada por Mª. Soledad, que comenzó señalando que, como siempre, en Domus Mariae, nos encontramos en familia y nuestros encuentro los vivimos al estilo de María en su visita a Isabel, buscando ayudarnos y procurando aprender. Recordó el Lema de la Mesa Redonda: Seguir a Jesús compromiso con la Verdad”, y comenzó a plantear las preguntas.
Todos los participantes, en respuesta a la doble pregunta: ¿Qué entiendes por verdad? ¿Crees que existe la Verdad? estuvieron de acuerdo en lo señalado por
Iliana: la Verdad existe y es lo que las cosas son por naturaleza.
Javier puntualizó que la realidad nos hace ver las cosas unas veces de una manera y otras de otra, pero que es necesario buscar la Verdad y se aprende mucho escuchando.
Javi reconoció que, a él todavía no le habían planteado en el Colegio el tema de la Verdad.
Marta señaló que a ella, en Ética, le habían enseñado que la Verdad es una para todos y que la libertad no es hacer lo que a uno le apetezca sino aquello que concuerda con la Verdad.
Mª. Soledad, recogiendo lo aportado, sintetizó: La Verdad existe y hay que buscarla, y somos libres en la medida que optamos por la Verdad.
Javi, en respuesta a un tercer aspecto de la primera pregunta, respecto al grado de verdad que se vive en este momento, señaló que la mayoría de los jóvenes mienten un poco, esconden la verdad porque no quieren que los otros lo conozcan. Se ocultan.
Iliana, siguiendo el tema, resaltó que nos vemos vulnerables y para ser aceptados es frecuente ponerse una máscara para cumplir el estándar que pide la sociedad. Lo ejemplificó diciendo cómo mujeres de 50 años visten como las de 20 u hombres, al llegar a los cuarenta y tantos, piensan que han perdido su vida y se dedican a probar experiencias rompiendo su matrimonio. Insistió que se vive mucho de la apariencia. Es difícil vivir la Verdad, es difícil porque somos vulnerables; sin embargo, cuando vivimos la Verdad, es más fácil vivir porque no montamos algo complejo.
Mª. Soledad resumió: estamos en búsqueda, ocultamos la Verdad por miedo a no ser acogidos, podríamos decir que nuestra sociedad anda bastante “medianilla” en el tema de la Verdad. Y concluyó: por eso el Papa nos insiste tanto en ser testigos de la Verdad, no sólo testigos de la Verdad que es Jesucristo sino veraces en todo. Debemos plantearnos: en cada situación concreta ¿Cómo tengo que vivir la Verdad? Cuando uno intenta ser veraz es mucho más fácil vivir.
A la segunda pregunta, que versaba sobre qué quiere decir Jesús cuando dice que Él es la Verdad, hubo dificultad para responderla. Mª. Soledad invitó a los asistentes a aportar su respuesta y apuntó que Dios es el que es, y como Jesús es Dios y hombre verdadero, al encarnarse nos muestra el hombre perfecto y, al mirarle, descubrimos la verdad del hombre, a pesar de nuestra capacidad limitada de conocer.
Mª Amor intervino para explicar que cuando Jesús afirma “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, quiere decir que el camino que recorremos es Jesús, que Jesús es la Verdad que buscamos y la vida que añoramos, esa vida que no acaba.
Como conclusión a la pregunta Mª. Soledad señaló la necesidad de que estemos convencidos de que Jesús es la Verdad y de que, cuanto más le conozcamos, más capaces seremos de vivir la Verdad que es Cristo.
En la tercera y última pregunta, partiendo de la experiencia del Procurador romano en la Pasión, se planteó si Pilato habría entregado a Jesús en el caso de que se hubiera considerado servidor de la Verdad. También se planteó ¿Qué exigencias tiene la Verdad para la vida de un cristiano? ¿Qué exige personalmente en el día a día?
Comenzó Javier señalando que Pilato se dio cuenta de que Jesús no había hecho nada, pero le dio miedo. Añadió que queremos ser como Jesús, pero nos cuesta. Nos cuesta a la hora de ser honrados, de formar una familia, de dar una opinión cuando tienes a todos en contra... Concluyó: unas veces eres capaz y otras no y hay momentos de mayor lucidez y otros de menor.
Iliana intervino para señalar que si hubiera sido justo y no estratega no le hubiera entregado. Planteó el Misterio del hecho de que Jesús tenía que morir para salvarnos y cuál pudo ser la responsabilidad de Pilato. Pero afirmó: si hubiera sido firme en la Verdad no le hubiera condenado. También resaltó que defender la Verdad, como toda virtud, requiere una práctica y que estaba sometido a mucha presión. Dejó una pregunta ¿Hasta que punto fue libre?
Javi terció señalando que no le hubiera matado si hubiera sido fiel a la verdad, pero que se dejó llevar por la corriente y por eso se sintió obligado a hacerlo. Reflexionó: tenía que no haber pensado en los demás, sino haber pensado en lo que el creía que era Verdad.
Marta remachó lo dicho por Javi. Si se hubiera dado cuenta de la importancia de la verdad y no se hubiera dejado influir, si hubiera dejado de lado las opiniones, no le hubiera matado.
Mª. Soledad resumió: realmente Pilato no fue fiel a la Verdad. Había descubierto la Verdad de esa situación: Jesús no era culpable; pero se dejó llevar por el ambiente, la presión le asustó, pero a quién más temía era al César, su miedo era sobre todo perder el poder. La lección, es que debemos buscar la Verdad y ser fieles a ella, aunque esté en juego nuestra vida. No entramos en el juicio Dios, Él sabe la presión que sufría Pilato, que le faltaba formación… nosotros no le juzgamos de cara a si se ha salvado o no, sino para aplicarlo a nuestra vida. Tenemos que evitar, como apuntaba Javi, que nos ocurra lo mismo, que sabiendo cuál es la Verdad, nos dejamos influir por los otros. Tenemos que preguntarnos: ¿esto lo hago porque debo hacerlo o porque todo el mundo lo hace?, o, tal vez, porque temo que me van a dar la espalda o no van a contar conmigo en otra ocasión.
En cuanto a la pregunta de si creían que seguir a Cristo no exige un compromiso con la Verdad.
Iliana señaló que cuando sigues a Jesús te comprometes con la Verdad, pero además la gente espera eso de nosotros. Están con los ojos puestos en ti pues se supone que tú estas comprometido con la Verdad en todos los ámbitos de la vida. Cuando te comprometes con Cristo te comprometes con muchas cosas.
Javier intervino para señalar que es necesario conocerse a sí mismo y ser fiel a sí mismo. También señaló que es preciso confiar en que te puedes levantar cuando fallas, pero reconoció que, a veces, no es fácil abrir los ojos y descubrir lo que has hecho mal.
Mª. Soledad aprovechó para destacar la importancia de las buenas amistades y de una familia sólida y estructurada.
Javier corroboró la importancia de abrirse a quien te quiere y añadió la importancia de la oración en esas situaciones.
Concluidas las intervenciones de los jóvenes, se dio la palabra a los asistentes. Manolita explicó lo que para ella suponía que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida y Aurora les planteó si era difícil vivir su fe y hacer apostolado.
Iliana dijo que depende, pero que cree que es más difícil hacer apostolado entre la gente mayor, pues tienen su vida muy hecha y no creen que otros les puedan enseñar. Aunque reconoció que si descubren la Verdad son más capaces de comprometerse.
Javier señaló que todo el mundo quiere que le quieran que le escuchen. Y compartió su experiencia en la universidad, incluso con amigos musulmanes, con gente dispar, cómo pudo comprobar que, si descubren que les quieres y saben que les escuchas y eres firme en tus convicciones, te escuchan, te respetan e incluso te preguntan.
También destacó que le da miedo quedarse dentro de una burbuja en la que todos piensan igual y en la que en ocasiones hay mucha hipocresía y cómo, a veces, a él le ha aportado más estas conversaciones con los que piensan diferente, aunque hayan sido duras. También señaló que había aprendido mucho de sus abuelos, más por el ejemplo que por las palabras.
Mª. Soledad concluyó la Mesa Redonda diciendo: Hemos dados vueltas al tema de la Verdad y su papel en la Nueva Evangelización, pero una de las claves fundamentales nos la ha dado Javier: todo el mundo necesita que se le ame y se le escuche, en la Nueva Evangelización es preciso que no olvidemos esto: es preciso que sepamos amar y escuchar. El Señor nos pide que sepamos que la Verdad existe, que Él es la Verdad y que, como Él es Amor, nosotros, amando, es como mejor vamos a transmitir la Verdad, a comunicar la fe, a hacer presente ese amor primero que hemos recibido de Dios.