Después de rezar la oración para comenzar la lectura, procura leer despacio y con gran atención. Busca la frase que va dirigida especialmente al estado de tu alma y a ti concretamente.
Habla con Dios sobre aquello que ha llegado con más fuerza a tu alma. Guárdalo en tu corazón. Descansa en Dios y espera a que Él te inspire aquel propósito que te pide para este día.
Escribe en tu agenda al propósito que has elegido para vivirle y llevarle hoy a tu vida.