El pasado 12 de noviembre tuvimos un encuentro en Lérida en el que participamos varios miembros de Domus Mariae de Lérida, Figueras y Madrid. Este año, como teníamos un motivo especial: celebrar el Jubileo de la Misericordia, que ya se clausuraba el día 20, la visita que todos los años solemos hacer desde Madrid a Figueras se amplió a una convivencia entre todas las personas que quisieron asistir.
Nos reunimos en la catedral de Lérida para participar todos en la Eucaristía que celebró nuestro consiliario, D. Juan Bautista. Entramos todos juntos en la catedral cantando y fue muy emocionante. D. Juan Bautista centró su homilía en la Misericordia de Jesús: “Nos reunimos como familia y lo hacemos en la comunión de los santos”. “Jesucristo se ha presentado en toda su vida lleno de ternura, de amor. Pasó haciendo el bien a todos los que se le acercaban pidiéndole ayuda”…”Queremos pedirle ayuda para que tengamos la fuerza, la valentía, para vivir la vida cristiana buscando el agua viva”… “Debemos leer el texto de San Juan del Pan de Vida. ¿Por qué? Porque es la gran misericordia que Cristo hizo con nosotros: darnos el Pan de Vida “para que el hombre coma de él y no muera… el que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él… el que come este pan vivirá para siempre”... “Yo quiero tener vida eterna, disfrutar”…”Yo quiero tener vida eterna”… “Esta es la misericordia de Dios para los hombres que se desbordó en la Última Cena. La Eucaristía es la celebración del misterio más grande de Dios. La Comunión es algo sagrado. Tenemos que vivir la verdad de este misterio fecundo. Tenemos que conocer, amar y seguir a Cristo para participar de su vida divina”… “Vengo a escuchar su Palabra, a aprender de Él que es el Maestro”… “Tenemos que orar ¿pido cosas? o ¿pido cosas grandes? Él que es el bueno, nos las dará”… “El mayor regalo es su vida divina. Jesucristo no nos da cositas, nos da su vida y debemos acogerla con gran alegría. Tenemos que obedecerle. Nos da esta vida terrena lo más feliz y dichosa y luego la vida eterna”… “Que la Santísima Virgen y una gran multitud que ya está disfrutando en el Cielo nos ayude a vivir así. Es fácil cuando uno se deja hacer, modelar”… “Nosotros abrámonos a Él para que nos haga suyos, semejantes a Él”.
Después de la Eucaristía tuvimos la comida en un céntrico restaurante. Disfrutamos mucho con la comida y con la compañía, ya que fue una ocasión para hablar y conocernos mejor. El grupo de Lérida nos entregó a todos un obsequio como recuerdo de ese día.
Por la tarde, y como colofón del Encuentro, nos reunimos todos en el Colegio Cor de María. Primero rezamos
todos una oración muy bonita en la capilla del colegio y, a continuación, pasamos a una sala para tener una tertulia. Allí las personas que quisimos hablamos y opinamos sobre lo que nos había parecido este día y el recuerdo que nos llevamos. En general, todos estaban muy contentos. Se destacó el gusto por compartir, por disfrutar de la mutua compañía, por tener una ocasión para conocernos más, la constatación de que en el Grupo se encuentra algo diferente, alguien que te comprende, una gran compañía. También se destacó la importancia de encontrarnos para conocernos, ya que compartimos un mismo carisma, y la necesidad de una mayor frecuencia de estos encuentros.
D. Juan Bautista señaló cómo todo lo valioso cuesta: peregrinar, dejar algo para ir al encuentro del Señor y de los hermanos. Venimos por una meta mayor, cuando uno se deja conquistar por el Señor, te desborda, da mucho más. La lección es que, para que el Señor te dé, tienes que salir. También nos llamó a la responsabilidad ¿Qué hago por la Asociación, para que siga dando fruto… su llama no se apague, alumbre?... En el grupo recibo bien… Esto se construye implicándonos: “El que te creó sin ti no te salva sin ti”.
Nos pareció que había merecido la pena el esfuerzo que se hizo para ir hasta allí y celebrar este Encuentro que, en principio, nos parecía difícil que se pudiese realizar.
Soledad señaló la importancia de estos eventos, ya que luego se recuerdan, son hitos que van marcando y se van incorporando a nuestra vida de familia. Además, cuando se ven los frutos, da fuerza para organizar el siguiente encuentro. Animó a Lérida y Figueras a participar en los Ejercicios Espirituales, que cada año se organizan. También alentó a no desanimarse porque el Grupo sea pequeño y a no dejar de reunirse, porque entonces el Grupo desaparece. El Señor nos llama a la constancia cuando nos anima a ser fieles en lo poco. La exigencia en Domus Mariae es algo personal, interno, lo que el Señor nos pide.
Una vez más doy gracias a Dios por haberme permitido asistir a esta celebración y por haber podido compartirla con otras personas de Domus Mariae que habitualmente no vemos; de un modo especial destaco al grupo que vino desde Figueras, que son las que están más lejos. Creo que ha sido una ocasión más para formar comunidad y conocernos mejor. También doy las gracias por la acogida que nos han hecho, tanto el grupo de Figueras como las religiosas del Colegio Cor de María y pido a Dios que podamos tener más celebraciones como esta.
Marisa Cisneros