Leemos hoy el mismo Evangelio que el día de Navidad pero podemos fijarnos en otras ideas.

Jesús, la Palabra hecha carne es la vida y la luz de los hombres. Una luz que brilla en las tinieblas del mundo y que no es acogida, pues los hombres prefieren las tinieblas de sus pecados, de sus egoísmos y ambiciones; no quieren que la Luz divina las ponga al descubierto. Pero hay algunos que si se abren a esa luz. Entonces el hombre renace, Dios le da su propia vida, le hace su Hijo, le hace capaz de vivir como hijo suyo, conforme a su voluntad. Le hace semejante a su Hijo, al Verbo hecho carne, a Jesús.