Cuaresma Ciclo C
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Lee el Evangelio y copia en tu cuaderno la frase que más te ha gustado o resume la idea que te parece más importante: |
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Reflexionamos ¿Te esfuerzas por saber lo que Dios quiere de ti cada día? ¿Tienes experiencia de ser tentando? ¿Acudes a Dios para que te ayude a vencer las tentaciones? ¿Te has dado cuenta de que cuando vences una tentación eres más feliz y te sientes más cerca de Dios? ¿Procuras conocer la palabra de Dios leyendo los evangelios para conocer bien a Jesús y lo que Él nos enseña? Así sabrás hacer frente al tentador y salir vencedor como Jesús. |
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En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino. |
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Reflexionamos Jesús lleva a sus discípulos a orar con Él. ¿Haces tú oración? ¿Hablas con Dios Padre y con Jesús? Los discípulos tuvieron que dejar a sus amigos abajo para retirarse á solas con Jesús pero después le conocían mejor ¿Te sirve la oración para conocer mejor a Jesús? Si crees que no es así pide ayuda a tus padres, catequistas o sacerdotes de la parroquia o el colegio. También a nosotros nos pide Dios Padre que escuchemos a Jesús ¿Cómo podemos escuchar nosotros a Jesús? |
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En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino. |
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Evangelio según san Lucas 13,1-9 |
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Las personas a veces somos muy duras juzgando a otros y nos falta siempre paciencia ante los defectos de los demás, también cuando vemos que no conseguimos de ellos lo que queremos. Incluso los padres y los educadores creen en ocasiones que su hijo o su alumno nunca va a ser como ellos intentan educarlo. Y cada uno de nosotros a veces "desesperamos" de nosotros mismos, nos creemos que nunca seremos capaces de conseguir lo que nos proponemos, de ser mejores en esto o aquello. Pero Jesús nos enseña que sí hay Alguien que confía siempre en nosotros: Dios, nuestro Padre. Y Alguien que siempre pide una nueva oportunidad y nos ayuda para que la aprovechemos: Jesús. En esta tercera etapa de nuestro camino hacia la Pascua quizá nosotros también empezamos a cansarnos y pensamos que no merece la pena seguir. Pero hoy Jesús, que nos quiere, nos da ánimo, nos invita a arrepentirnos, a no creernos mejores que los demás —que es otra tentación en la que caemos fácilmente—. El es el viñador de la parábola que va a ayudarnos para que demos el fruto que Dios espera de nosotros. |
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Evangelio según san Lucas, 15,1-3.11-32 Si nos hemos tomado en serio la Cuaresma y nos estamos esforzando en vivirla quizá se nos haga larga la marcha. Por eso hoy, con este evangelio Jesús nos invita a descansar y nos cuenta una bella historia. Nos habla de un padre que espera ansioso el regreso de su hijo que se portó mal y abandonó la casa familiar. Cuando al fin vuelve, lo recibe con una gran fiesta lo que enoja al hijo "bueno" que nunca se portó mal. A éste también el padre, con todo su amor, intenta hacerle reflexionar para que se alegre con él del regreso del hermano. Así es Dios, nuestro Padre: siempre nos quiere, cuando somos malos y cuando somos buenos, siempre espera que recapacitemos y volvamos para darnos todo su amor. Con esta historia, Jesús nos dice que si hasta ahora no hemos sido todo lo buenos que debiéramos, si no nos hemos portado bien, no tenemos que tener miedo, porque Dios, nuestro Padre, está deseando que volvamos, nos espera y se va a poner contento, tan contento que como el padre de la parábola. Eso es lo que sucede en el sacramento de la Penitencia o Reconciliación. Cuando nos acercamos a recibir este sacramento Dios nos está esperando para abrazarnos lleno de alegría y ofrecernos después la más grande de las fiestas, el mejor banquete: La Eucaristía. |
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En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino. |
Evangelio según san Juan, 8,1-11 |
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Jesús enseñaba con autoridad y libertad y eso atraía a la gente, porque descubría en él la verdad y el amor de Dios. Pero al mismo tiempo provocaba la envidia, que siempre lleva al odio, de los que ostentaban el título de maestros pero sus obras no correspondían a sus palabras. Por eso tratan de tenderle una trampa acusando hipócritamente a la mujer. También a nosotros nos resulta demasiado fácil juzgar a los otros, acusarles o tener envidia. Algunas veces intentamos que otro quede mal, buscamos la manera de que le regañen o de ponerle en evidencia. Hoy Jesús nos enseña a mirarnos primero a nosotros mismos y ver nuestros propios defectos antes de acusar a nadie. También nos enseña que Él siempre está dispuesto a perdonar, y así deberíamos ser también nosotros. Pero Jesús no da por bueno lo que es malo. Jesús nos perdona, pero nos dice: en adelante no peques más, cambia de conducta y de actitud. Nos da otra oportunidad y nos invita a revisar nuestra vida y ver en qué tenemos que cambiar. Si lo hacemos así, ahora que estamos terminando la Cuaresma, cuando celebremos la Pascua seremos “hombres nuevos”, y nos pareceremos más en todo a Él, a Jesús nuestro Maestro. Y estaremos en todo momento dispuestos a seguir el consejo de María, nuestra Madre: Haced lo que Él os diga |
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Lee el Evangelio y copia en tu cuaderno la frase que más te ha gustado o resume la idea que te parece más importante: | |||||||||||
Reflexionamos ¿Eres envidioso? ¿Acusas a otros para que los regañen? ¿Te aprovechas de la mala fama de otros para quedar bien tú o conseguir tus propios fines? Cuando ves defectos en los demás ¿procuras pensar si tú tienes los mismos y otros parecidos? La mujer queda sola ante Jesús. Él no la condena, pero la pone ante su pecado para que reconociéndolo se arrepienta. ¿Procuras encontrarte a solas con Jesús en la oración para descubrir tus faltas o pecados? Si acudes al sacramento de la Reconciliación verás con más claridad lo que te aparta de Dios, sentirás el amor de su perdón y recibirás la Gracia que necesitas para rectificar. |
En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino. |
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