Pascua Ciclo A
Evangelio según San Juan, 20,1-9
En la mañana del primer día de la Semana las mujeres han ido al sepulcro para completar la sepultura de Jesús. Allí junto al sepulcro está María Magdalena llorando cuando se le aparece Jesús a quien sólo reconoce al oírle pronunciar su nombre.
El Evangelio de hoy nos relata cómo Pedro y “el otro discípulo”, alertados por María Magdalena, corren al sepulcro donde habían puesto el cuerpo muerto de Jesús. Esta vacío. Entonces ven y creen. Y comprenden… Jesús ha resucitado.
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Reflexionamos Los discípulos no vieron a Jesús resucitar pero al ver el sepulcro vacío recapacitan y creen. Nosotros tampoco hemos visto a Jesús pero, por el testimonio de los primeros discípulos transmitido generación tras generación en la Iglesia, creemos que Jesús ha resucitado y vive. ¿Es para ti Jesús un viviente con el que hablas, al que sientes a tu lado? Los primeros discípulos no guardaron para sí tan preciosa noticia ¿Comunicas a otros tu fe en Jesús? ¿Has pensado que los discípulos de Jesús deberíamos ser personas llenas de alegría porque sabemos que Jesús vive y está a nuestro lado? ¿Personas que siempre animan, ayudan y hacen la vida más agradable a los demás? Eso es ser “hombres nuevos”, hombres y mujeres que de la muerte del pecado han pasado a la vida de la Gracia, de Hijos de Dios. |
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En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino. |
Evangelio según san Juan 20,19-31
No les fue fácil a los discípulos que habían convivido con Jesús creer que había resucitado y vivía. Lo habían visto muerto, lo habían enterrado... Para creerlo ¡tenían que verlo! Así nos lo cuenta el Evangelio de hoy. Aquel primer día de la semana, el mismo de su resurrección estaban los discípulos reunidos y se presenta Jesús en medio de ellos. Pero faltaba uno, Tomás, que se resiste a aceptar el testimonio de sus compañeros.
A la semana siguiente Jesús vuelve a presentarse ante sus discípulos reunidos, de nuevo el primer día de la semana. Allí está Tomás. Jesús reprende su incredulidad con el amor que siempre lo había hecho. Tomás cree y confiesa su fe: ¡Señor mío y Dios mío!
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Reflexionamos ¿Qué día de la semana se presenta Jesús en medio de sus discípulos reunidos? ¿Te has dado cuenta que ese día es el que desde el principio nos reunimos los discípulos de Jesús para celebrar su Resurrección? ¿Cómo se hace hoy presente Jesús en medio de sus discípulos reunidos en Asamblea cada Domingo? Cuando celebramos la Eucaristía y Jesús se hace presente en el pan y el vino consagrados, que a partir de ese momento son su Cuerpo y su Sangre ¿haces tú el mismo acto de fe que Tomás? ¿Reconoces a Jesús verdaderamente presente en las especies eucarísticas y lo manifiestas con tu actitud de adoración que se expresa en el gesto de estar de rodillas en el momento de la Consagración? |
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En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino. |
Evangelio según San Lucas 24,13-35
Aquellos dos discípulos que regresan a su aldea, próxima a Jerusalén, tras la celebración de las fiestas, habían puesto, como los demás, sus ilusiones y esperanzas en aquel Rabí extraordinario, pero los acontecimientos de esos días les han desengañado. Ellos esperaban, pero... todo acabó. Era cierto que las mujeres que le habían acompañado desde Galilea dijeron que le habían visto vivo, mas ¿quien podría tomar en serio aquella noticia? Estaba claro que no podían ser más que ilusiones de pobres mujeres rotas de dolor.
Cuando caminan sumidos en su desesperanza y frustración Jesús se les acerca, camina con ellos, les habla. Aunque su corazón comienza a arder con las palabras de aquel sorprendente caminante, siguen ciegos. Es un gesto, un sencillo gesto lo que abre sus ojos: el caminante, a quien han ofrecido su casa, toma el pan, lo parte, dice la bendición... lo acostumbrado al iniciar la comida, pero entonces ven. Era cierto lo que decían las mujeres. Y corren a contarlo a los demás. No importa que sea de noche, que estén cansados del camino recorrido. La fuerza de aquella realidad supera cualquier otra cosa.
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Reflexionamos Todos nos hacemos planes, ilusiones, pensamos que las cosas deberían ser de una manera, y luego resulta que la realidad es otra. ¿Estás convencido de que Jesús no nos deja solos en nuestras tristezas y que de una u otra manera se acerca a nosotros para ayudarnos a comprender y que podamos recobrar nuestra alegría e ilusión? ¿Acudes al Evangelio para ver lo que Jesús te quiere enseñar con su vida y su palabra? ¿Cuando participas en la Eucaristía ¿reconoces a Jesús que se hace presente entre nosotros bajo las especies de Pan y Vino? ¿Cuentas a tus familiares y a tus amigos tu experiencia de Jesús? ¿Compartes con otros en casa, en el colegio o en la catequesis, etc. lo que vives en tu relación con Jesús? |
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En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino. |
Evangelio según san Juan 10,1-10
En el Evangelio según San Juan encontramos varias alegorías (imágenes por medio de las cuales se establece una comparación simbólica) con las que Jesús explica quién es Él y cual es su misión. El fragmento que proclamamos hoy nos habla de la diferente actitud del ladrón y del pastor. El ladrón no entra por la puerta y las ovejas huyen de él. El pastor entra por la puerta del aprisco y la ovejas le conocen y le siguen.
Después de explicar esto, Jesús se compara con la puerta del aprisco por donde las ovejas entran y salen para buscar los pastos, el alimento que necesitan para vivir. Jesús es esa puerta por la que ha de pasar quien desee tener la Vida, una Vida abundante, una Vida en plenitud, la Vida de Dios, la Gracia.
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Reflexionamos Jesús, lo dice más adelante, es ese buen pastor que conoce a las ovejas y las llama por su nombre. ¿Te has parado a pensar que Jesús te conoce por tu nombre? ¿Que te llama (di ahora tu nombre), como te llaman tus padres, tus hermanos, tus abuelos, tus amigos... todos los que te quieren? Tú que conoces a Jesús ¿escuchas su voz? ¿cómo y cuando? ¿Tratas de seguirle? Nosotros entramos por la puerta que es Jesús cuando acudimos a Él e intentamos hacer lo que Él, con su vida y su palabra, nos enseña. ¿A que cuando te portas así te sientes feliz? ¿Sabes por qué? Porque entonces estás lleno de la vida de Dios, de esa Vida que es Jesús y que recibiste en el día de tu Bautismo. ¿Procuras que otros entren también por esa "puerta", que conozcan a Jesús y se sientan amados por Él? |
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En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino. |
Evangelio según san Juan 14,1-12
En un ambiente de despedida, en la velada tras la Última Cena, Jesús habla con sus discípulos. El Maestro quiere infundirles confianza y seguridad. Ellos eran judíos y creían en Dios. Jesús les invita a creer en Él como creen en Dios. No les oculta que les va a dejar, pero no quiere que por ello pierda en ánimo. Va a culminar la misión para la que ha venido y volverá al Padre. Pero ese es también el destino de los discípulos, de aquellos y de nosotros: estar con Jesús definitivamente en la casa del Padre.
¿Cómo llegaremos los discípulos a donde están Jesús y el Padre? Nos lo dice Jesús. No hay más que un camino que es el mismo Jesús: siguiéndole a Él, identificándonos con Él llegaremos al Padre. Y mientras vamos de camino, aunque no veamos al Padre, si conocemos a Jesús, conoceremos también al Padre y tendremos en nosotros la Verdad y la Vida que sólo tienen su plenitud en Dios.
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Reflexionamos ¿Te parece que los discípulos entendían bien a Jesús o les cuesta trabajo? ¿Se enfada Jesús porque no le entienden o se lo vuelve a explicar? Cuando tú no entiendes lo que te pasa ¿acudes a Jesús en la oración para que te lo explique? ¿Buscas quien te ayude a entender a Jesús y lo que quiere de ti? Pueden ayudarte tus padres o alguna otra persona mayor de tu familia, catequistas, sacerdotes... ¿A que te gusta estar el mayor tiempo posible con tus amigos? A Jesús también le pasa lo mismo ¡quiere estar con nosotros, sus amigos, toda la eternidad! ¿Qué tenemos que hacer nosotros para conseguirlo? Otro anhelo de cualquier hombre es conocer la Verdad y ser libre. ¿Cómo podemos conocer la Verdad? ¿Cómo podemos llegar a ser verdaderamente libres? ¿Qué crees que es la verdadera libertad: hacer en cada momento lo que te gusta o te apetece o procurar hacer lo que Dios quiere cumpliendo en cada momento con tu deber, pensando en los otros, etc.? |
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En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino. |
Evangelio según san Juan 14,15-21
Continuamos leyendo este domingo la emotiva conversación de Jesús con sus discípulos tras la Última Cena, que recoge el evangelio de Juan. Jesús quiere por encima de todo levantar su ánimo e inspirarles confianza. Quiere que comprendan que su misión en la Tierra va a concluir y Él no va a estar con ellos de la misma forma que ha estado hasta ahora. Pero no les deja solos. ¡Ni a nosotros tampoco! Les enviará el Espíritu Santo, que les acompañará y guiará en su misión de testigos de Jesús.
También Él mismo continuará estando con ellos, aunque de otra manera, pues como iban a poder ver y experimentar en los días sucesivos a aquella noche, Él iba a morir pero resucitaría. Desde entonces vive para siempre y continua junto a sus discípulos, aquellos y nosotros. Es el amor la relación que une a los discípulos con Jesús, lo mismo que a Jesús con el Padre. Si los discípulos le amamos, guardaremos su Palabra y entonces le veremos y sentiremos vivo junto a nosotros porque Él se nos revelará.
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Reflexionamos Los discípulos que habían acompañado a Jesús se sienten tristes cuando descubren que la separación está próxima, porque quieren a Jesús como verdaderos amigos. ¿Vives tú esa amistad con Jesús? ¿Sientes que Él es tu amigo? ¿Le tratas como a un amigo? Jesús nos dice a sus discípulos: "Si me amáis guardaréis mis mandamientos". ¿Procuras vivir con fidelidad a Jesús como respuesta a su amor con tu amor? ¿Verdad que cuando queremos a alguien procuramos hacer lo que sabemos que le gusta? JESÚS VIVE. Y está contigo y conmigo y con todo el que le abre su corazón. ¿Vives con alegría esta realidad y te "aprovechas" de ella compartiendo tu vida con Jesús, el Maestro, el Amigo, en la oración y los sacramentos, y también en todo lo que haces cada día? Jesús nos ha prometido el Espíritu Santo, que vive en nosotros por la Gracia. ¿Te das cuenta de que eres un templo vivo donde Dios habita? ¿Que tu cuerpo, como nos dice San Pablo, es templo del Espíritu Santo? |
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Evangelio según san Mateo 28,16-20
Como hemos visto en domingos anteriores, Jesús se ha aparecido varias veces a sus discípulos. Pero llega el momento en que ha de volver definitivamente al Padre. Jesús quiere que este hecho se produzca a la vista de aquellos que han de ser sus testigos, aquellos que han de anunciar al mundo que Dios ama tanto a los hombres que se ha hecho Él mismo hombre en su Hijo Jesús, y muriendo y resucitando les ha salvado para siempre del pecado y de la muerte.
Esa es la misión que les confía y en la que no les deja solos pues les promete estar con ellos todos los días hasta el fin del mundo.
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Reflexionamos ¿Qué misión encomienda Jesús a sus discípulos antes de subir al Padre? ¿Has pensado alguna vez que porque aquellos primeros discípulos cumplieron el encargo de Jesús, y después de ellos otros muchos una generación tras otra, tú conoces a Jesús, crees en Él y estás bautizado en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo? ¿Sabes que día fuiste bautizado? ¿Le das gracias a Dios por las personas (seguramente tus padres en primer lugar) que te han enseñado a conocer y querer a Jesús? ¿Cómo puedes tú en tu vida de cada día cumplir ese mandato que Jesús nos hace a todos sus discípulos de todos los tiempos? ¿No te parece que es una gran misión que debemos llevar a cabo con alegría y gratitud? Y también con mucha confianza en Jesús que nos ha prometido estar con nosotros ¡hasta el fin del mundo! |
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Evangelio según san Juan 20,19-23
Cincuenta días después de la Pascua los judíos celebraban la fiesta de las semanas, o de Pentecostés como la llamaban los judíos de la diáspora griega, en la que conmemoraban el don de la Torá, la Ley que Yahveh había entregado a Moisés en el Sinaí. En ese día (como nos narra la primera lectura de hoy, tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles 2,1-11) los discípulos de Jesús reciben el gran don del Espíritu Santo que el Maestro les había prometido. En ese día comienza su historia la Iglesia que será la encargada de anunciar al mundo el amor de Dios que por la muerte y resurrección de Jesucristo ha liberado al mundo del pecado
El Evangelio también nos habla de la misión que Jesús confía a los discípulos enviándoles como el Padre le ha enviado a Él y a quienes, para cumplir esa misión les infunde el Espíritu Santo y les confiere el poder de perdonar los pecados en su nombre.
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Reflexionamos Los discípulos reunidos en oración recibieron de una forma extraordinaria el Espíritu Santo, pero también cada uno de nosotros lo hemos recibido en nuestro Bautismo. ¿Te das cuenta de que el Espíritu Santo vive en ti? Que como dice San Pablo cada uno de nosotros somos un templo del Espíritu Santo, el lugar sagrado donde Dios vive. No hay por ello otro motivo mayor para respetar nuestro cuerpo y el de los demás. Jesús nos da el Espíritu Santo para cumplir la misión de anunciar el Evangelio en el mundo, en nuestra familia, colegio amigos...
¿Te acuerdas de pedir ayuda al Espíritu Santo para saber cumplir esa misión?
La Confirmación es el sacramento por excelencia del Espíritu Santo, pues lo recibimos para ser "confirmados" en nuestra fe y recibir la fuerza que necesitamos para ser testigos comprometidos y gozosos de Jesús. ¿Valoras este Sacramento?
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