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Oración para comenzar la lectura de la Palabra de Dios

Señor, habla a mi alma con la fuerza de tu Palabra.

Hazme comprender lo que en ella me quieres decir.

Dime, Señor, lo que yo puedo darte.

Aquí estoy para hacer tu voluntad. Amen

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21 de noviembre de 2024

La Presentación de la Santísima Virgen

Za 2,14-17 / Lc 1, 46-55 / Lc 1,26-38

T. "Y María dijo al ángel: ¿Cómo será esto pues no conozco varón?". (Lc 1,26-38)

C. María ofreció a Dios su virginidad. En su humildad había renunciado a ser Madre del Mesías. Dios le concedió aquello a lo que había renunciado por su humildad conservando lo que a Dios le había ofrecido por su generosidad. Humildad y generosidad serán los dones que hoy ofrezco a Dios.

R. La tradición habla de ese ofrecimiento de virginidad de María. En el Evangelio queda clara la disponibilidad de María a los planes de Dios con toda generosidad y humildad. Dios paga siempre con creces cuando somos generosos con Él y María fue madre conservando su virginidad. Sólo el poder de Dios podía hacerlo y Dios empleó este poder para pagar a María su generosidad. Ya lo dijo Jesús: "Quien dejase hermanos o hermanas, padre o madre... por mi nombre, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna" (Mateo 19-29). Ser Madre de Dios superó el ciento por uno de interés, o de premio. Superó la escala de interés, de premio o de recompensa. El amor de Dios al hombre necesita otro lenguaje que no tiene el hombre.

 

 

 

Oración al terminar la lectura de la Palabra de Dios

He aquí la Esclava del Señor.

Hágase en mí según tu Palabra.

(Lc 1,38)

Señor, ayúdame a guardar en mi corazón

la Palabra que has enviado a mi alma.

Tú me has dado el querer aceptarla,

dame también el poder realizarla en mi vida.

Por Jesucristo, nuestro Señor.